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Papel del calcio en las plantas

Papel del calcio en las plantas

El calcio (Ca) es un metal alcalinotérreo y es el quinto elemento más común en la corteza terrestre (alrededor del 3%).
En los suelos, el calcio se encuentra siempre en forma combinada en forma de carbonato, fosfato, silicato y en materia orgánica, combinándose con otros nutrientes, reduciendo la solubilidad tanto en sí mismo como en el otro elemento.
El papel del calcio en las plantas y en el sistema suelo-planta no solo es nutritivo. El calcio actúa sobre el pH y ejerce una acción «floculante» sobre las micelas coloidales de humus y arcilla, lo que contribuye a la mejora de la estructura del suelo. La acción se lleva a cabo como carbonato de calcio (CaCO3) que contribuye a la creación de una estructura del suelo más adecuada para la nutrición y el desarrollo de las raíces.
El calcio se convierte en parte de la protopectina, donde es un elemento fundamental, que constituye la pared celular. Por este motivo, es responsable de la resistencia mecánica de los tejidos y la turgencia celular, prolongando también los tiempos de maduración y la senescencia de los frutos, manteniendo intacta la estructura de las paredes y las membranas celulares.
Por esta razón, el calcio actúa para mejorar el vigor general de la planta, la consistencia de los tallos e influye en la asimilación de otros nutrientes, además de neutralizar algunas sustancias tóxicas que se producen en la planta.

Entre otras funciones, la presencia de calcio en las plantas induce la producción de ácido salicílico, que promueve todas aquellas reacciones que ayudan a la planta a defenderse contra ataques externos.
El calcio, por lo tanto, al controlar la síntesis del ácido salicílico, desempeña el papel de activar la salud celular, dirigir la información entrante y ayudar a la capacidad de defensa de las plantas contra diversos peligros, como los ataques de patógenos. Una acción defensiva típica de la producción de ácido salicílico es causar la muerte (necrosis) de las células alrededor de una herida o un desgarro para evitar la infección de toda la planta.
Generalmente, el calcio está presente en el suelo en cantidades suficientes para todas las necesidades fisiológicas de las plantas. Por otro lado, el exceso de este elemento en el suelo es más problemático, ya que determina, más allá de ciertos niveles, la insolubilidad del fósforo (retrogradación) y otros microelementos, causando la llamada «clorosis férrica», que es una deficiencia de hierro en los tejidos. Las plantas, no tanto y solo debido a la falta de hierro en el suelo, sino a una inmovilización del hierro en el suelo causada por los compuestos a base de calcio.
Este fenómeno es más evidente en las llamadas plantas acidófilas, que toleran la presencia de este elemento en cantidades extremadamente bajas.
Por esta razón, los aportes de calcio al suelo siempre deben estar justificados por deficiencias reales y comprobadas (con análisis químico). Su contribución puede ser necesaria en suelos excesivamente ácidos (donde corrige el pH hacia la neutralidad) o para cultivos de plantas que tienen necesidades específicas para este elemento. Sin embargo, las contribuciones deben evaluarse cuidadosamente porque, si es fácil enriquecer el suelo con calcio, es complicado entonces, en caso de exceso de ingesta, eliminarlo del suelo.
Como el calcio está presente en algunos fertilizantes químicos, especialmente aquellos que contienen nitrógeno, fósforo y potasio, a menudo se crean excesos involuntarios de este elemento con consecuencias secundarias de una solución difícil. Entre los fertilizantes a base de calcio recordamos: nitrato de calcio, cianamida de calcio, superfosfato mineral, escoria de Thomas. Los mejoradores del suelo que a su vez aportan calcio para corregir la acidez de los suelos se basan en: carbonato de calcio proveniente de piedra caliza, marga, dolomita: cal agrícola viva y apagada.




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