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Papel ecológico de los hongos

Papel ecológico de los hongos

Los hongos (Fungi L. 1753) o hongos son un reino de organismos eucariotas, unicelulares y multicelulares que incluye más de 700.000 especies conocidas, aunque la diversidad se ha estimado en más de 3 millones de especies.
Los hongos desempeñan varias funciones ecológicas cruciales en los ecosistemas. Estas son algunas de sus principales contribuciones; Veamos sus tareas de forma resumida.
– Descomposición: Los hongos son esenciales para la descomposición de la materia orgánica muerta. Actúan como descomponedores, descomponiendo compuestos complejos como la celulosa y la lignina presentes en residuos de plantas y animales muertos. Este proceso de descomposición es esencial para el reciclaje de nutrientes en el ecosistema.
– Simbiosis: Los hongos forman simbiosis mutualistas con muchas plantas, conocidas como micorrizas. Las raíces de las plantas se asocian con las estructuras filiformes de los hongos, aumentando la absorción de nutrientes, particularmente fósforo, y mejorando la resistencia de la planta a las enfermedades.
– Papel en el ciclo del carbono: Los hongos contribuyen al ciclo del carbono mediante la descomposición de la materia orgánica. Este proceso libera carbono en forma de dióxido de carbono a la atmósfera o, en algunas circunstancias, contribuye a la formación de compuestos orgánicos más estables en el suelo.
– Biorremediadores: Algunos hongos tienen la capacidad de absorber y acumular metales pesados ​​presentes en el suelo, actuando como biorremediadores. Esto significa que pueden usarse para reducir la contaminación ambiental por metales tóxicos.
– Alimentar a otros organismos: Los hongos constituyen una parte importante de la cadena alimentaria en muchos ecosistemas. Son consumidos por diversos animales, contribuyendo así a la transmisión de energía y nutrientes a lo largo de la cadena alimentaria.
– Producción de enzimas: los hongos producen enzimas que pueden ayudar en la degradación de materiales orgánicos complejos. Estas enzimas se utilizan a menudo en biotecnología y en la industria alimentaria.
Por regla general, conocemos los hongos superiores por si son comestibles o no; de hecho, tienen un valor económico considerable porque comúnmente se consideran alimentos de gran valor.
A nivel de ecosistema se comportan de diversas maneras.
Como saprófitos, desempeñan una función muy importante en la naturaleza al descomponer residuos animales y vegetales, preparando un terreno propicio para los microorganismos putrefactores para su desarrollo y su indispensable labor destructiva. Esto permite que todos los restos del mundo orgánico, por medio de microorganismos, sean devueltos al mundo inorgánico, en forma de agua, dióxido de carbono y sales minerales, sustancias que vuelven a la circulación para posteriores procesos bioquímicos y vitales.
Al igual que las micorrizas, desempeñan una función fundamental en los ecosistemas, especialmente en los bosques, ya que contribuyen a la nutrición y el bienestar de los árboles altos. Por este motivo se debe evitar la recogida indiscriminada e invasiva de setas.
De hecho, con su micelio, que puede vivir varias décadas, logran propagar las hifas en una mayor superficie de terreno, aportando beneficios a las plantas del bosque.
Algunos hongos inferiores, como parásitos, pueden causar enfermedades y daños a las plantas cultivadas por el hombre, pero en realidad son una retroalimentación útil en sistemas de cultivo excesivamente especializados que, por tanto, no siguen los principios y reglas de la naturaleza.
Entre ellos podemos mencionar el mildiú de la vid, la roya del trigo, etc. Ciertos hongos inferiores también son responsables de enfermedades en animales y humanos.
Otros hongos inferiores son en cambio útiles para el hombre como, por ejemplo, los que determinan la fermentación del mosto de uva, de la cerveza, del pan, del queso, etc. Además, no hay que olvidar que en 1929, Alexander Fleming extrajo la penicilina de un moho (Penicillium notatum), iniciando así la era de los antibióticos.
En definitiva, en su conjunto, los hongos desempeñan un papel fundamental en el equilibrio ecológico de los ecosistemas, contribuyendo al ciclo de los nutrientes y sustentando la vida de muchos otros organismos.




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