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Labranza mínima

Labranza mínima

La labranza mínima representa en el campo agronómico un método de manejo del suelo basado en la adopción de técnicas dirigidas a una menor labranza del suelo.
En general, el término labranza mínima, sin embargo, significa una serie de técnicas de manejo del suelo basadas en la adopción de procesos que preparan el semillero con el menor número de pasos.
De hecho, desde un punto de vista técnico, la labranza mínima no cumple con un criterio estándar para el cual encuentra alguna dificultad en encontrar una definición compartida.
Sin embargo, la labranza mínima se inspira en algunos criterios básicos asociados con los procesos llevados a cabo de acuerdo con esquemas tradicionales que, en la norma, requieren pases repetidos de la máquina para realizar los procesos principales y complementarios antes de la siembra.
El advenimiento de la técnica de labranza mínima se hizo cargo, especialmente después de los años 80 del siglo pasado, ya que si por un lado la ejecución de varias operaciones mejora temporalmente el estado físico del suelo, por otro empeora la estructura, por debido a la compactación causada por las ruedas o pistas de las máquinas. El inconveniente se acentúa con un poco de labranza profunda, en particular arar, ya que reducen la capacidad de soporte del suelo, lo que lo hace menos resistente a la compactación.

Además, los procesos energéticos causan una mineralización de la sustancia orgánica, a expensas de los efectos beneficiosos sobre la estructura derivados de un mayor contenido en materia orgánica y una modificación del sistema de microflora del suelo.
Con la llegada del problema de la energía y los crecientes costos asociados con él, los procesos, en particular los profundos, han visto un aumento progresivo en los costos, con un aumento en los costos fijos debido a la necesidad de usar tractores con mayor potencia y agarre, en capaz de proporcionar mayores fuerzas de tracción y con un aumento en los costos operativos para el mantenimiento de rutina.
En base a estos problemas, la necesidad de labranza mínima, también vinculada a la necesidad de la llegada de un nuevo modelo agrícola, basado en la agroecología, ha quedado cada vez más embarazada.
Por esta razón, la labranza mínima tiene los siguientes objetivos:
– reducir el número de pasadas de la máquina requeridas para la siembra;
– minimizar la interferencia en la fertilidad física del suelo;
– racionalizar los tiempos de preparación para los cambios de cultivos;
– Reducir los costos de cultivo.




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