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Los incas y la agricultura

Los incas y la agricultura

Los Incas o Incas fueron una de las principales civilizaciones precolombinas que se desarrollaron en la meseta andina entre los siglos XII y XVI, constituyendo allí un vasto imperio.

Historia –
Los Incas fueron una civilización avanzada que floreció en las regiones andinas de América del Sur entre los siglos XII y XVI. Su historia es rica en leyendas y mitos, pero muchos detalles se han perdido debido a la falta de una tradición escrita y la destrucción de muchos documentos durante la conquista española. Sin embargo, podemos esbozar una historia general de los incas basada en fuentes arqueológicas, evidencia escrita española y leyendas orales.
La historia de los Incas comienza con la leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo, considerados por los incas como los progenitores de su civilización. Según la leyenda, el dios Inti (el dios sol) envió a Manco Cápac y Mama Ocllo a la Tierra para fundar el reino inca en Cuzco.
Alrededor del siglo XIII, los incas fundaron la ciudad de Cuzco, que se convirtió en el centro de su imperio. Manco Cápac fue el primer gobernante, y a partir de él comenzó una dinastía de gobernantes que lideraron a los incas durante muchos años.
Los incas comenzaron a expandir su imperio bajo el emperador Pachacuti (que reinó c. 1438-1471), quien implementó reformas políticas, económicas y militares. Durante este período, los incas crearon un vasto imperio que se extendía desde Colombia hasta Chile.
La sociedad inca era jerárquica y se basaba en una estructura social rígida. La población estaba dividida en clases sociales, y el sistema de cultivo en terrazas permitía la producción de alimentos en diferentes regiones climáticas.
Los incas construyeron un avanzado sistema vial, conocido como Qhapaq Ñan, que conectaba diferentes partes del imperio. Este sistema de comunicación facilitó el comercio, la administración y el rápido traslado de tropas.
La religión de los incas se basaba en la veneración al dios sol, Inti, y otros dioses. El culto a los antepasados ​​también era importante, y muchas ceremonias y días festivos se dedicaban a honrar a los espíritus de los antepasados.
En 1532, el emperador inca Atahualpa fue capturado y asesinado por los españoles liderados por Francisco Pizarro. Esto marcó el fin del imperio Inca y el comienzo del dominio español en esa región.
A pesar de la conquista española, la cultura inca tuvo un impacto duradero en la región. Muchos aspectos del idioma, la religión y las prácticas agrícolas continuaron influyendo en la sociedad andina.
La historia de los incas es una narración fascinante de un imperio que alcanzó su apogeo sólo para ser rápidamente abrumado por la conquista europea. Muchos de sus logros y cultura se han conservado y estudiado para comprender mejor la rica historia de las civilizaciones precolombinas de América.

Agricultura –
Los incas implementaron una agricultura avanzada, superando las dificultades dictadas por el terreno y el clima. La adaptación de las técnicas agrícolas utilizadas permitió a los incas, en primer lugar, organizar la producción de diferentes bandas de cultivos en las regiones costera, montañosa y selvática. Luego, los productos se distribuyeron a aldeas que no tenían acceso a otras regiones. Los resultados obtenidos en la agricultura no hubieran sido posibles sin la mano de obra de la que disponía el Sapa Inca, ni el sistema de carreteras que permitía almacenar y distribuir las cosechas por todo el imperio. Estas técnicas fueron tan eficientes que algunos expertos piensan que, si se reaplicaran hoy, resolverían los problemas nutricionales de los pueblos andinos durante muchos siglos.
La agricultura inca fue un componente fundamental de la civilización inca que floreció en América del Sur, principalmente en las regiones andinas, entre 1438 y 1533 d.C. Los incas dirigieron un vasto imperio que se extendía desde la actual Colombia hasta Chile y Argentina. La agricultura era esencial para la supervivencia del imperio inca, y los incas desarrollaron técnicas agrícolas avanzadas para adaptarse a las diversas condiciones climáticas y topográficas de las diferentes regiones del imperio.
Los incas eran conocidos por construir terrazas agrícolas en las laderas de las montañas. Estas terrazas permitieron desarrollar cultivos en zonas montañosas, aprovechando al máximo el espacio disponible y evitando la erosión del suelo.
Para aumentar la superficie útil, los incas utilizaron numerosas técnicas propias de los Andes que les permitieron cultivar las laderas y las tierras a gran altura.
Los alojamientos característicos fueron:
– Anden, terrazas agrícolas artificiales utilizadas para recuperar terrenos aptos para la siembra en las laderas andinas. Permitieron aprovechar el agua, procedente tanto de la lluvia como del riego, haciéndola circular en canales que comunican los diferentes niveles. Con este método evitaron, al mismo tiempo, la erosión hidráulica del suelo. Los Andes no sólo servían para el cultivo del maíz, sino también para otros productos agrícolas o para distintos usos: para sembrados, para evitar la erosión, para lavar sal mineral. Se cree que su construcción requirió una gran cantidad de mano de obra, que los incas pudieron proporcionar fácilmente.
– Camellón, áreas artificiales construidas a orillas del lago Titicaca. Consistieron en tratar los cerros con el fin de mejorar el aprovechamiento del agua en zonas donde las inundaciones eran frecuentes, debido a las precipitaciones. En muchos sentidos se trazaban surcos artificiales entre ellos para proteger las plantas, facilitar el drenaje durante las lluvias, inundaciones, riego y reducir el frío nocturno, evitando así la congelación de los cultivos.
– Cocha, o lagunas artificiales, que en la época prehispánica se creaban en punas utilizadas para el cultivo y para dar de beber al ganado. Estas lagunas podían ser redondas, ovaladas o rectangulares, y estaban formadas por numerosos surcos simétricos que recogían el agua de lluvia y la canalizaban.
Los incas también desarrollaron sofisticados sistemas de riego para garantizar el suministro de agua de sus cultivos. Estos sistemas incluían canales, embalses y acueductos que permitían transportar el agua desde los manantiales a las zonas agrícolas.
Los principales cultivos de los incas incluían la papa, el maíz, la quinua, la calabaza, el frijol y la coca. La patata, en particular, era un elemento clave de su dieta y se cultivaba en diferentes variedades, adaptadas a diferentes altitudes.
Los incas también practicaban la rotación de cultivos para mantener la fertilidad del suelo. Esta práctica ayudó a prevenir el agotamiento de los nutrientes del suelo y promovió la producción agrícola sostenible.
Los incas también tenían un calendario agrícola basado en las fases de la luna y las estrellas, que utilizaban para planificar sus actividades agrícolas. Esta organización temporal contribuyó a maximizar el rendimiento de los cultivos.
Otros desarrollaron métodos de conservación de alimentos, como la liofilización y el secado, para conservarlos durante períodos más prolongados.
La agricultura inca estaba estrechamente vinculada a su organización social y sistema de redistribución de recursos, en el que el emperador controlaba la distribución de la tierra cultivable y los recursos agrícolas para asegurar la estabilidad del imperio.

Herramientas agrícolas y cultivos –
Los agricultores incas no contaban con animales domésticos aptos para el trabajo del campo, por lo que dependían de herramientas manuales. Estas herramientas se adaptaron al terreno montañoso de los Andes y a la limitada extensión de tierra cultivable.
Entre estas herramientas destacan las siguientes:
– Chakitaqlla, un arado accionado por el hombre que consistía en un palo de madera con una punta curva y redondeada, a menudo hecho de piedra o metal. Al final de este poste había una barra transversal de madera, sobre la cual el campesino podía colocar su pie para que se hundiera en el suelo, produciendo un surco. Esta herramienta todavía se utiliza en los Andes para arar, sembrar y construir.
– Raucana, azada de hoja delgada de madera de chachacomo, de no más de 40 cm de altura. Se utilizaba para cosechar tubérculos, quitar malas hierbas y plantar semillas pequeñas.
Además, la agricultura se celebraba con rituales, sacrificios y cantos. Equipos de siete u ocho hombres, acompañados por un número igual de mujeres, trabajaron juntos para preparar los campos. Los hombres utilizaban arados de pie, chakitqlla, para romper la tierra. Las mujeres siguieron, sembrando. Este trabajo estuvo acompañado de cánticos, golpeando la tierra al unísono. Según una fuente, los sacerdotes españoles encontraron estas canciones tan agradables que las introdujeron en los servicios religiosos.

Guido Bissanti




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