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Papel ecológico de los cetáceos

Papel ecológico de los cetáceos

Los cetáceos (Cetacea Brisson, 1762) son un infraorden de mamíferos euterios, completamente adaptados a la vida acuática.
Los cetáceos tienen un cuerpo fusiforme, similar al de los peces, lo que les asegura una mayor hidrodinámica. Las extremidades anteriores se modifican en aletas; las extremidades traseras como tales están ausentes; sólo quedan unos pequeños huesos vestigiales, ocultos dentro del cuerpo y no conectados a la columna debido a la ausencia de la pelvis. La aleta caudal está dispuesta horizontalmente y dividida en dos lóbulos. Generalmente no tienen pelo y están aislados térmicamente por una gruesa capa de grasa.
Dentro del infraorden Cetacea existen aproximadamente 85 especies, las cuales son casi todas marinas a excepción de 5 especies de delfines de agua dulce.
Los cetáceos están muy extendidos en todos los mares y océanos del mundo y algunas especies habitan en lagos y ríos de América del Norte, América del Sur y Asia. Algunas especies, como las orcas (Orcinus orca), son cosmopolitas, otras están muy extendidas en grandes áreas geográficas pero no están presentes en todas las aguas del mundo y otras viven en áreas más restringidas. Este es el caso, por ejemplo, de Phocoena sinus, endémica de la zona norte del Golfo de California.
Algunos cetáceos viven cerca de las costas, en la llamada provincia nerética, otros viven en mar abierto, en la provincia oceánica y algunas especies, como Tursiops truncatus, tienen diferentes poblaciones que viven en una provincia u otra. Además, algunos cetáceos viven cerca de estuarios de ríos y otros nadan en agua dulce.

Ecología –
Los cetáceos desempeñan un papel importante en el equilibrio ecológico de los ecosistemas marinos, porque ocupan la cima de la cadena alimentaria y, por tanto, contribuyen, junto con otros grandes pelágicos como tiburones, atunes y tortugas marinas, al mantenimiento de las poblaciones de la fauna de la que forman parte. Están en equilibrio numérico y se alimentan solos.
De hecho, son depredadores de alto nivel en la cadena alimentaria marina. Toman presas como peces, calamares y otros organismos marinos, ayudando a mantener el equilibrio de las poblaciones de presas y previniendo la proliferación de especies inferiores.
Las migraciones estacionales de cetáceos pueden contribuir al transporte de nutrientes a través de los océanos. Cuando migran, liberan heces ricas en nutrientes que pueden ayudar a fertilizar las aguas, promoviendo el crecimiento de organismos marinos.
El movimiento de ballenas y delfines puede influir en la distribución y densidad del fitoplancton. Estos organismos microscópicos son esenciales para la fotosíntesis y la producción de oxígeno, contribuyendo así a la salud de todo el ecosistema marino.
La depredación por parte de los cetáceos puede influir en la dinámica de las poblaciones de presas, favoreciendo la supervivencia de los individuos más aptos y contribuyendo a la diversidad genética.
La presencia de cetáceos atrae el turismo, contribuyendo a la economía local a través del avistamiento de ballenas. Esta actividad se puede gestionar de forma sostenible, promoviendo la conciencia ambiental y la conservación de las especies marinas.
Los cetáceos utilizan el sonar natural para comunicarse, orientarse y cazar. Esta capacidad acústica es fundamental para la supervivencia y puede afectar la distribución y el comportamiento de otras especies marinas.
Las poblaciones de cetáceos pueden dar una indicación de la salud de los océanos. Los cambios en sus poblaciones pueden reflejar impactos ambientales como la contaminación, el cambio climático y la disminución de los recursos alimentarios.
Por lo tanto, preservar y proteger las poblaciones de cetáceos es crucial para mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos y garantizar la sostenibilidad del medio marino.




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