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Papel ecológico de los musgos

Papel ecológico de los musgos

Los musgos son plantas pequeñas sin tejido vascular de la clase Bryopsida. Esta clase de plantas cuenta con alrededor de 10.000 especies repartidas por todo el mundo, principalmente en zonas boscosas y a lo largo de cursos de agua, donde prevalecen la sombra (sciaphilia) y la humedad.
Estas plantas, caracterizadas por tallos poco desarrollados y estructuras foliares, aparecen como los miembros más avanzados y voluminosos de la división Bryophyta, pudiendo alcanzar extensiones de 20 cm (hasta 50 para el musgo tropical Dawsonia superba). Algunas especies (Sphagnum spp.) no contienen clorofila pero pueden acumular grandes cantidades de líquidos en sus tejidos por ósmosis.
Los musgos son capaces de acumular abundantes cantidades de líquidos por ósmosis, la absorción y transporte de agua y otros nutrientes se produce por capilaridad sobre toda la superficie de la planta, esto determina su pequeño tamaño y crecimiento generalmente horizontal y plano, aunque cerca de fuentes de agua pueden crecer verticalmente.
Los musgos pueden crecer y resistir en diversos ambientes, pero prefieren las zonas frescas y húmedas, en particular el sotobosque o las zonas adyacentes a los manantiales, donde es más fácil observarlos en los lados expuestos al norte.

Ecología –
Los musgos desempeñan funciones ecológicas muy importantes. En el ecosistema forestal juegan un papel fundamental porque retienen las semillas de las plantas forestales favoreciendo su germinación. Los musgos no son parásitos, por lo tanto no dañan la corteza de las plantas, ya que tienen su propia actividad fotosintética y se adhieren al suelo y a las plantas a través de crecimientos parecidos a raíces, llamados rizoides. Logran retener el agua de lluvia y la humedad del aire, lo que les permite sobrevivir a las altas temperaturas del verano, contribuir a la conservación del suelo y prevenir la erosión del suelo.
Además, los musgos han demostrado ser una ayuda fundamental en la lucha contra el cambio climático, porque son capaces de absorber grandes cantidades de CO2, además de contribuir a la acumulación de elementos esenciales en el suelo, como el carbono y el nitrógeno, que favorecen la conservación del suelo sino también la restauración de los dañados. También aceleran la descomposición de la materia orgánica con un porcentaje menor de patógenos que otras plantas presentes en el suelo, y suelos sin vegetación. Los beneficios que aportan son esenciales para la protección del ecosistema y para el mantenimiento equilibrado de la biodiversidad.
Por esta razón, muchas de estas especies están protegidas e incluidas en el «Repertorio de la flora italiana protegida» del ‘Ministerio de Medio Ambiente y Seguridad Energética’, que enumera todas las especies de plantas individuales protegidas por las regulaciones internacionales implementadas por Italia.
Por este motivo, dado el importante papel ecológico que desempeña el musgo, no se debe erradicar y hay que dejarlo absolutamente donde está. Durante las fiestas navideñas es una buena costumbre evitar utilizar este importante recurso para decorar belenes, sino usar la imaginación prefiriendo otros materiales sin causar daños al medio ambiente.
Además, los musgos desempeñan un papel importante, además de ecológico, en la protección de la salud del suelo, sentando las bases para el florecimiento de las plantas en los ecosistemas y contribuyendo a la mitigación del cambio climático gracias al secuestro de carbono.
Esta evidencia fue confirmada por un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Biológicas, Terrestres y Ambientales de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney. La investigación, publicada en la revista Nature Geoscience, se basó en la recolección de muestras de 123 ecosistemas de todo el mundo y permitió cuantificar la presencia de estas especies vegetales a escala global.
En los entornos observados, señalan los investigadores, los ejemplares cubren 9,4 millones de kilómetros cuadrados de territorio, una superficie comparable a la de Canadá o China. “Queríamos analizar con más detalle los musgos y su prestación de servicios esenciales al medio ambiente”, explicó David Eldridge, profesor y coautor del estudio en una nota difundida por la universidad australiana. «Nos sorprendió descubrir las cosas increíbles que eran capaces de hacer».




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