Cultivo de Filipéndula
Cultivo de Filipéndula
Filipendula (Filipendula Mill., 1754) es un género de plantas herbáceas de la familia Rosaceae que crece en las zonas templadas del hemisferio norte.
Las especies de Filipendula se encuentran distribuidas en un amplio rango que incluye: el este de América del Norte, Europa, África del Norte y Asia hasta Yunnan.
Su hábitat es el de los bosques y lugares abiertos, a menudo en suelos húmedos.
Son plantas herbáceas perennes caracterizadas por tallos erectos que en la naturaleza alcanzan hasta 180 cm de altura, con hojas verdes con ligeras espinas en el centro, irregularmente palmeadas y pinnadas, de 15 cm de ancho y hasta 20 – 25 cm de largo. Las flores pueden ser de varios colores según la especie y las variedades; están unidos en una panícula terminal ampliamente ramificada.
Entre las diversas especies recordamos la (Filipendula ulmaria (L.) Maxim., 1879), a la que nos referimos por el cultivo, que cumple un papel ecológico importante al ser la planta nutricia de las larvas de diversas especies de lepidópteros del familias: Arctiidae, Erebidae, Geometridae, Hesperiidae, Nepticulidae, Noctuidae, Nymphalidae, Psychidae, Saturniidae, Tortricidae.
Cultivo –
La filipéndula crece bien en cualquier tipo de suelo (preferiblemente alcalino), siempre que sea fresco y húmedo. En general, el suelo debe ser fértil, rico en sustancias orgánicas y bien drenado.
Es una planta rústica que tolera las bajas temperaturas y no teme a las heladas.
También es una planta que prefiere una posición parcialmente sombreada, pero también puede tolerar pleno sol si crece en un suelo que no sea excesivamente seco.
Por ello es una planta apta para el cultivo a orillas de estanques, pequeños lagos y arroyos.
Os recordamos que el periodo de floración es entre la segunda decena de junio y finales de julio, dependiendo obviamente de la latitud y altitud donde se cultive.
Sin embargo, sobrevive entre -10 y 40 ºC, por lo que hay que tener cuidado de no cultivarla en temperaturas extremas y, sobre todo, elegir suelos frescos, suficientemente húmedos pero no estancados y zonas de sombra parcial para una mejor vegetación y floración.
Si se respetan estos requisitos mínimos, Filipendula es una planta de fácil cultivo y mantenimiento también porque apenas sufre enfermedades o es atacada por plagas, como pulgones y cochinillas.
El riego sólo debe ser necesario para no resecar la tierra ya que sus raíces rizomatosas sostienen y nutren muy bien la planta.
Sin embargo, si se planta en el jardín, debe regarse solo durante los períodos de sequía prolongada. Si por el contrario vive en un florero, se debe regar con cierta regularidad.
En cuanto a su mantenimiento es importante una cierta poda. Consiste en eliminar periódicamente las flores marchitas si no se quiere producir semillas.
En particular al final de la floración, limpie las partes secas, dejando las hojas basales.
La fertilización debe efectuarse sólo cuando la planta reanude su vegetación en los años siguientes, especialmente aportando materia orgánica bien humedecida o humus de lombriz.
No se recomienda no utilizar nitrógeno sintético (sobre todo nítrico) para no inducir a la planta a una vegetación excesiva, incluso en detrimento de la floración, y para no debilitarla exponiéndola al ataque de parásitos e insectos fitófagos.
Se puede reproducir por semilla, y en este caso se deben dejar algunas flores en la planta para producir la semilla necesaria.