Cómo se cultiva el roble velloso
Cómo se cultiva el roble velloso
El roble velloso (Quercus pubescens Willd., 1805) se encuentra entre los robles la especie más extendida en Italia (presente en todas las regiones), tanto es así que en muchos lugares se le llama simplemente roble. Esta planta de la familia Fagaceae es originaria del sur de Europa y Asia Menor.
Quercus pubescens es una planta monoica con flores unisexuales; el fruto es una bellota con un pericarpio ovoide, de color marrón brillante en su madurez.
Cultivo –
Para el cultivo de esta planta hay que tener en cuenta que tolera cualquier tipo de exposición, pero si está orientada al norte, especialmente en suelos húmedos, tiende a padecer fácilmente enfermedades fúngicas.
Desde el punto de vista pedológico, prefiere un suelo calcáreo, pero también se adapta a suelos arcillosos o pedregosos, no ácidos.
Además, antes de realizar la planta, se debe prestar especial atención al drenaje, ya que teme el estancamiento del agua; Por tanto, es aconsejable, donde existan las condiciones, disponer drenajes pedregosos alrededor de la planta.
En el hoyo que albergará Quercus pubescens es recomendable administrar una pala de estiércol maduro o estiércol seco.
El roble velloso es una planta que luego hay que manejar con mucho cuidado ya que tiende a formar muchos chupones que deben eliminarse cada año si se quiere conseguir una planta de hábito arbóreo, también porque es un árbol de crecimiento lento.
Usos –
La madera vellosa es similar a la de Roble inglés, aunque más irregular y más difícil de trabajar.
La madera es apreciada y utilizada como leña; pertenece a la categoría de las esencias duras, es decir, aquellas maderas que tienen un excelente poder calorífico y una combustión lenta. La madera, aunque similar a la del roble, tiene fibras menos rectas, por lo que es más difícil de procesar, y también tiende a embarcarse. Las vigas resultantes se utilizan en la construcción, la construcción naval y durmientes de ferrocarril una vez.
Las bellotas son dulces y se usaban no solo para alimentar a los cerdos sino también, en tiempos de hambruna, para hacer una especie de pan de bellota o piadina.