Invernadero
Invernadero
Un invernadero es un entorno artificial creado para acondicionar artificialmente un entorno y para cultivar flores y plantas con características de temperatura similares a las de su hábitat natural.
Algunos invernaderos también se utilizan para secar productos agrícolas y forestales. El invernadero es, por tanto, una habitación, más o menos grande, que permite cultivar plantas que normalmente crecen en países con un clima más cálido, incluso tropical.
También hay invernaderos refrigerados que se utilizan para cultivar plantas que tienen requisitos de temperatura más bajos que los locales.
Desde el punto de vista constructivo, los invernaderos pueden tener una estructura de hierro, madera estructural, mampostería o aluminio.
Se trata de estructuras que descansan sobre una base de mampostería o sobre soportes móviles atornillados al suelo o sobre zócalos y tienen paredes y techo en material transparente; en su interior se puede dejar entrar la luz, regular el calor y variar el nivel de humedad.
Las paredes pueden ser de vidrio u otros materiales transparentes como policarbonatos o polietilenos.
El techo se inclina por uno o ambos lados y está equipado con ventanas que se abren hacia el exterior para permitir la ventilación.
En cuanto a la orientación para aprovechar el efecto invernadero, la más favorable es este-oeste con los rayos del sol atravesando el revestimiento formando el conocido «efecto invernadero» en su interior; los rayos del sol atraviesan el techo del invernadero que, aprisionándolos en su interior, provoca un aumento de temperatura. En un invernadero con estructura estandarizada, en el centro habrá un banco de trabajo flanqueado por dos bancos laterales que servirán de soporte.
A continuación, los invernaderos se pueden automatizar tanto en la forma de abrir las ventanas como en otros procesos de cultivo que sean útiles.
Los invernaderos se dividen en diferentes tipos en función de la temperatura que se quiera alcanzar en su interior y otras características.