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Regular la producción de energía renovable en tierras agrícolas

Regular la producción de energía renovable en tierras agrícolas

El camino hacia un modelo de uso de recursos renovables debe ir de la mano de su eco-sostenibilidad y la protección de los sistemas rurales y humanos.
La energía renovable y la eco-sostenibilidad no son consecuentes, de hecho, ciertas opciones pueden satisfacer una necesidad y no la otra.
La producción de esta forma de energía debe corresponder a 5 requisitos fundamentales:
– debe producirse de acuerdo con el criterio de Generación Distribuida (GD), por lo tanto con la construcción de numerosas plantas pequeñas;
– debe producirse sin mayor consumo de suelo, según lo definido tanto por ISPRA como por las directivas de la UE pertinentes;
– debe producirse sin afectar el régimen de lluvias y los tiempos de escorrentía del agua de escorrentía, con los consiguientes efectos negativos sobre el régimen hídrico y mayor pérdida de suelo;
– debe producirse sin restar tierras agrícolas, de acuerdo con la estrategia de la UE del campo a la mesa de 2020, para no afectar la ya delicada cuestión de la disponibilidad de alimentos y recursos para los próximos años, a la que la Agenda 2030 se dedica en particular objetivos 2, 7, 11, 12 y 15;
– por último, y por último pero no menos importante, debe producirse sin interferir con la biodiversidad, de acuerdo con lo establecido en la Directiva UE 2020 en la materia.
En la actualidad, más allá de los criterios que dicta el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), no existe un Plan Nacional de Energía detallado en el sector, tema que requiere no solo una actualización del Plan anterior sino unos lineamientos claros, inequívocos y estructurados sobre la salvaguarda de ediciones anteriores y sobre cuestiones más complejas que la simple EIA, como se describe en esta contribución.
En definitiva, se necesita un Plan Energético Rural (PER), dentro de un Plan Energético Nacional más complejo.

Plan Energético Rural –
El Plan de Energía Rural debe estar estructurado garantizando los principios fundamentales de los 5 puntos mencionados anteriormente:
– el modelo GD debe estar estructurado de manera que se logre la producción de electricidad en unidades de autoproducción de pequeñas dimensiones dispersas o ubicadas en tantos puntos como sea posible del territorio y conectadas directamente a la red de distribución eléctrica;
– las pequeñas plantas de energía renovable (fotovoltaica, eólica, hidroeléctrica, etc.), así dispersas por el territorio, deben construirse con el mínimo consumo de suelo, favoreciendo obviamente el consumo cero (cubiertas, áreas de descanso, áreas de procesamiento, etc.);
– estas plantas deben respetar los objetivos de una transición agroecológica real que se volvería impracticable con la creación de mega plantas en el suelo, no compatibles con las características de los hábitats naturales, pero también por la sustracción de superficies para destinarlas a especies y razas nativas. y salvaguardar la biodiversidad en general, en la cual se enfoca Farm to Fork.
Veamos cómo se puede integrar este plan con todos estos criterios y cómo también puede ser apreciado por fincas que ciertamente no pasan por un momento general favorable para toda una serie de cuestiones muy complejas.
El objetivo prioritario debe ser que, sujeto a las condiciones anteriores, se logren dos objetivos para las fincas, que sumados deben resultar en una integración sustancial de los ingresos. En este sentido, la producción de energía eléctrica, según el criterio GD, debe convertirse en un servicio más que se suma a la multifuncionalidad de las explotaciones:
– el primer objetivo debe ser el de la autonomía energética de la explotación;
– El segundo objetivo debe ser, aplicando el criterio de multifuncionalidad, la integración del PLV mediante la venta de energía eléctrica.

Granja de Autonomía Energética –
En el cálculo de la autonomía energética de la finca se deben incluir todas las utilidades eléctricas de la finca pero también toda la potencia en Kw necesaria para la maquinaria y herramientas para el manejo y procesamiento de productos agrícolas. Debe fomentarse el dimensionamiento de este tipo de usuarios para estimular también la sustitución de máquinas y herramientas agrícolas que utilizan combustibles fósiles.
Se destaca que esta línea también es un importante incentivo para la industria de la motorización eléctrica.
La ventaja de esta elección es también la de evitar la producción de material particulado en zonas rurales con contaminación de suelos, alimentos, polen, etc. lo que interfiere no solo con la salubridad de los alimentos y la salud humana, sino también con los ecosistemas.
Para la atribución de la cuota de Energía para el autoconsumo de la empresa, es posible proceder con parámetros muy similares a los utilizados por hectárea / cultivo y con métodos de cálculo similares a los de Usuarios de Motores Agrícolas (UMA) para la asignación de combustible a precio subvencionado.

Venta de Electricidad –
Una vez alcanzada la cuota necesaria para la autonomía eléctrica de la empresa, atendiendo al criterio de la multifuncionalidad de los servicios de la empresa, conviene destinar una cantidad de energía que se pueda producir a las explotaciones; aquí también, refiriéndose a parámetros precisos por hectárea y cultivo y garantizando, sin embargo, la producción de electricidad, cuando no sea posible, en un porcentaje mínimo de tierra agrícola.
La venta de esta parte de la electricidad y, por lo tanto, el tamaño del sistema, debe relacionarse con el sistema tributario del empresario agrícola, de la misma manera que los ingresos de una finca son proporcionales y están relacionados con ciertos requisitos comerciales.
Haciendo unos pocos cálculos se desprende que se trata de plantas pequeñas, con muy bajo, y en algunos casos nulo, impacto en el ecosistema pero de considerable interés y atractivo tanto para dar oxígeno a los ingresos de fincas que entre los diversos productos vendemos electricidad.
Por lo dicho hasta ahora, está claro cómo:
– Es absolutamente necesario que se prohíban absolutamente las plantas (especialmente las fotovoltaicas) con una gran sustracción de suelo, proyectando las granjas y los territorios en los que insisten hacia una transición ecológica real y de largo alcance;
– Activar una serie de beneficios fiscales y financieros a partir de ese Plan de Recuperación (PNNR) para una verdadera transición agroecológica.

Guido Bissanti




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