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Pegomya betae

Pegomya betae

La mosca de la remolacha (Pegomya betae Curtis, 1847) es un dipterus perteneciente a la familia Anthomyiidae.

Sistemática –
Desde un punto de vista sistemático pertenece a:
Dominio eucariota,
Reino Animal,
Sub-reino Eumetazoa,
Phylum Arthropoda,
Subphylum Tracheata,
Superclase Hexapoda,
Clase de insecta,
Subclase Pterygota,
Cohorte de endopterygota,
Superorden Oligoneoptera,
Sección Panorpoidea,
Orden de los dípteros,
Suborden Brachycera
Cohorte Cyclorrhapha
Sección de esquizófora,
Subsección Calyptratae,
Superfamilia Muscoidea,
Familia Anthomyiidae,
Género Pegomya
Especies de P. betae.
Los términos son sinónimos:
– Anthomyia betae Curtis, 1847;
– Anthomyza dissimilipes Zetterstedt, 1849;
– Anthomyia femoralis Brischke, 1881.

Distribución geográfica y hábitat –
Pegomya betae es una especie de mosca presente en el área Paleártica y distribuida en la mayor parte de Europa, Asia Central, Siberia, Japón y América del Norte.
Esta especie es oligófaga que vive especialmente a expensas de las quenopodiáceas y se considera un parásito de la remolacha y, a veces, de los cultivos de espinaca.

Morfología –
La mosca de la acelga es un pequeño diptero, de 7 mm de largo, que tiene un tórax grisáceo y un abdomen gris amarillento con una banda longitudinal más oscura.
El cuerpo está cubierto de cerdas cortas y oscuras con patas de color amarillo rojizo con patas negras.
La larva mide de 6 a 8 mm, de color blanco verdoso. También se reconoce por la parte frontal puntiaguda que revela 2 ganchos vestibulares oscuros. Tiene estigmas anteriores con 6 u 8 dígitos.
La pupa mide 8 mm y es de color marrón rojizo.
Los huevos miden 1 mm, muy alargados, de color blanco puro, decorados con una fina red; estos se depositan en la capa inferior de la hoja en grupos de 3 o 6.

Actitud y ciclo de vida –
Pegomya betae pasa el invierno como pupa en el suelo.
En el período primaveral, hacia el mes de abril, aparecen los adultos de primera generación y ponen huevos en el envés de las hojas.
La hembra pone en ciclos sucesivos con una duración que va de 8 a 10 días y pone sus huevos en grupos de 3 a 8 para una fecundidad total de 70 a 80 huevos.
Las larvas recién nacidas llevan una vida endofítica en el mesófilo al socavar el tejido foliar.
La larva atraviesa el corion del huevo en el punto de contacto con la hoja, penetrando así. Cava un túnel estrecho entre las dos pieles. Se juntan las galerías de las larvas nacidas del mismo grupo de huevos. La ninfa se forma en el suelo a una profundidad variable según la humedad.
Estos alcanzan la madurez, pupan en el suelo y originan una segunda generación.
Los adultos de la segunda generación aparecen en el mes de julio; estas oviposan y dan origen a una segunda generación larvaria que, en condiciones óptimas, podrá generar una tercera generación en el período de finales de verano o principios de otoño.
La pupa entra en diapausa en septiembre.
En países con temperaturas cálidas y húmedas, todavía puede haber una o dos generaciones.
En Italia y el Mediterráneo, suele cumplir 2-3 generaciones al año.

Papel ecológico –
Para Pegomya betae, las fluctuaciones poblacionales son enormes y varían según las condiciones climáticas y los agentes bioéticos. Esta mosca es más dañina si el mes de mayo es frío y lluvioso. En verano, la sequía y las altas temperaturas son factores limitantes (letales para larvas y huevos).
En cambio, el adulto se alimenta del néctar y de la savia que fluye de las heridas causadas a la planta.
El daño causado por las larvas se produce en las hojas; en caso de un ataque constante, las hojas pueden pudrirse y secarse con un serio daño a la eficiencia foto-sintética.
Estas manifestaciones son particularmente evidentes en plantas jóvenes y plántulas, y se deben a que las larvas excavan túneles en las láminas de las hojas, lo que hace que la planta se debilite o incluso muera.
A nivel de los tejidos destruidos, aparecen manchas traslúcidas que se secan y oscurecen.
Cuando la Remolacha ha pasado la 6ª etapa (hojas auténticas), su sensibilidad disminuye considerablemente y ya no son necesarias las intervenciones.
La lucha contra Pegomya betae debe ser biológica o, en el mejor de los casos, integrada. En la lucha guiada e integrada, se toman muestras, realizadas sobre las hojas reales, para determinar el número de huevos puestos y presentes. El umbral de intervención es de 4 a 20 huevos por planta, respectivamente, en plantas con 3-4 hojas verdaderas hasta más de 6-7 hojas verdaderas.
El tratamiento debe realizarse con productos endoterapéuticos.
La elección del producto también debe tener en cuenta la posibilidad de utilizar un principio activo con una actividad común contra otras plagas, en caso de que surja la necesidad de intervenciones combinadas.

Guido Bissanti

Fuentes
– Wikipedia, la enciclopedia libre.
– Russo G., 1976. Entomología agrícola. Pieza especial. Liguori Editore, Nápoles.
– Tremblay E., 1997. Entomología aplicada. Liguori Editore, Nápoles.




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