Biosfera
Biosfera
Por el término biosfera se entiende la capa exterior de la superficie de la tierra, que consiste en aire, agua, suelo y subsuelo (para una profundidad de unas pocas decenas de metros), en la que existen las condiciones esenciales para la vida; por extensión, define el conjunto de formas de vida.
En biología, el término biosfera indica el conjunto de áreas de la Tierra donde las condiciones ambientales permiten el desarrollo de la vida. El término biosfera no es sinónimo de ecosfera, que es el conjunto de áreas de la Tierra donde las condiciones ambientales permiten la formación y el desarrollo de ecosistemas.
La biosfera, que se cree que nació hace al menos 3.500 millones de años, incluye la porción exterior de la litosfera (suelo y parte del subsuelo), la hidrosfera (aguas del mar, lago y río) y las primeras capas de la ambiente (hasta una altitud de unos 10 km).
La biosfera está compuesta por las profundidades oceánicas y las primeras capas de la atmósfera, con un espesor máximo de unos 20 km.
Si comparamos, por lo tanto, la biosfera, con el radio terrestre, que es de aproximadamente 6371 km, estamos en el orden de magnitud del 0,31%.
Este número se vuelve fundamental para comprender la delicadeza de esta capa, que en su lugar contiene todos los factores bióticos y abióticos para mantener la vida en todas sus formas.
La biosfera, en su conjunto, tiene importantes intercambios de materia solo dentro de la Tierra (ciclos biogeoquímicos). Las entradas externas son cuantitativamente muy limitadas (meteoritos y meteoritos). Por lo tanto, en la biosfera se puede identificar un flujo de energía y un ciclo de materia. El flujo de energía, siempre renovado, proviene del Sol y pasa a través de todos los niveles biológicos y factores ambientales, permitiendo el mantenimiento de la vida tal como la conocemos.
En el sentido de Gaia, la biosfera puede verse como un solo organismo vivo. Esto se conoce como la hipótesis de Gaia o teoría de Gaia.
La biosfera se puede descomponer en macrounidades caracterizadas por condiciones climáticas uniformes, en las que se han adaptado flora y fauna específicas, llamadas biomas, que a su vez se pueden descomponer en microunidades llamadas ecosistemas. La orientación científica contemporánea, en cambio, no sigue esta lógica e inserta los ecosistemas en una secuencia basada en los principios de la ecología y, por lo tanto, está respaldada por la Teoría de los Sistemas.