Las áreas internas mueren
Las áreas internas mueren
Las zonas del interior y de montaña se están despoblando. En las zonas de los Apeninos, de norte a sur, con mayor énfasis en las islas, pero el fenómeno es más visible, aunque de una manera más contenida, que está en su lugar, incluso en los Alpes. Esta tendencia, que se ha mantenido durante más de medio siglo (y en algunas zonas de los Alpes desde hace más de un siglo), ha significado que las zonas de montaña, que representan casi las tres quintas partes de la superficie nacional, que alberga hoy en día sólo una quinta parte de la población italiana. En el imaginario colectivo este proceso parece ser natural e inevitable debido a las oportunidades de las áreas urbanas y metropolitanas se ven mucho mejor. Sin embargo, el fenómeno trae consigo económico, medioambiental y social importante. El abandono de estas zonas, de hecho, significa debilitar las actividades económicas – incluyendo la agricultura, la ganadería y el turismo – que en estos contextos son la vocación más natural posible. Al mismo tiempo, expone el territorio a los riesgos ambientales (incendios forestales, deslizamientos de tierra, el abandono del paisaje) que afectan a toda la comunidad. Desde el punto de vista social hace que sea más caro los servicios esenciales para los ciudadanos, desde el transporte a las comunicaciones, los servicios de salud en las escuelas. También asistimos a una concentración cada vez más audaz en las grandes ciudades, con todo lo que ello implica en términos de calidad de vida y el medio ambiente. Hay que reconocer que la Política Agrícola Común (PAC) de varios ciclos de programación se ocupa del problema y ofrece algunas medidas para apoyar la agricultura en estos territorios. Los resultados, sin embargo, no son satisfactorios, ya que estas acciones hasta la fecha no han sido capaces de frenar el éxodo y impulsar la agricultura de las montañas con el fin de facilitar un aumento en el número de empleados. Es evidente que no (sólo) es con los subsidios que se puede invertir la tendencia, pero es necesario recuperar en primer lugar la función de producción agrícola, con una especial atención a la de las áreas internas y también montaña a través de la mejora adecuada productos. El ganado en las montañas, por ejemplo, producen menos leche que aquellas intensiva sencillo, pero, sin duda, una mejor calidad, gracias a los pastos, la alimentación y de las condiciones ambientales generales. Sin embargo, el precio de la leche impuesta por grupos grandes es prácticamente el mismo, independientemente de la calidad y origen. Es por eso que esta agricultura necesita, incluso antes de subvenciones y bonificaciones, herramientas capaces de hacer producciones reconocibles a los ojos de quien hace la compra.
Por supuesto también sirve intervenir en términos sociales, mediante la introducción de un enfoque cultural capaz de volver a la palatabilidad de montaña. Baste decir que las mismas normas en materia de ayudas, en referencia a estos territorios, el uso de adjetivos tales como «marginal» o «en desventaja». Ahora, dejando a un lado el hecho de que en Italia, un mapa que muestra las zonas del interior son el centro, mientras que los márgenes se encuentran las costas, ¿cómo se dice que es una zona desfavorecida en el que la calidad del aire de la comida y de los recursos naturales proporciona un bienestar potencialmente mayor que en otros lugares. Los inconvenientes fueron creados por una política de inversión y un modelo económico para decir lo menos miope y desestabilizador.
Porque, obviamente, más allá de las proclamas, la actitud de las instituciones casi siempre termina de enfocar las intervenciones de atención y cuidado del territorio, principalmente en las zonas urbanas y las grandes ciudades, donde, no por casualidad, es también el mayor número de personas.
La periferia se despobló cada vez (una de cada siete personas en los últimos 25 años se ha ido), con casi dos millones de viviendas vacías (uno de cada tres no está ocupado) y de población cada vez más envejecida (dos para cada joven). Es la fotografía de los pequeños pueblos italianos que se desprende de un reciente estudio de Cresme de Legambiente y la ANCI en común por debajo de 5.000.
Una Italia pequeña pero profunda alma que van desde los Alpes a los Apeninos para llegar a las islas más pequeñas, 5.627 ciudades pequeñas que cubren el 69,9% del total de los municipios de Italia (8047). De éstos, según el estudio, casi la mitad (2.430) aquellos que sufren de una fuerte dificultad demográfica y económica, pequeños pueblos que ocupan el 29,7% de la superficie nacional, más de 89 mil kilómetros cuadrados, una densidad de población alcanza 36 habitantes por kilómetro cuadrado; casi 13 veces menos que el común de más de 5 mil habitantes.
Sobre todo en los últimos 25 años (1991-2015) en estos territorios se produjo una disminución de la población activa (675 mil menos habitantes, es decir, -6,3% en las ciudades bajo 5000 habitantes), 1 a la semana si tienen pasado, un aumento en la edad avanzada (mayores de 65 años en comparación con los jóvenes de hasta 14 años se incrementó en un 83%), con más de 2 a 1 joven y de edad avanzada. Las casas vacías son 1.991.557 contra 4.345.843 ocupados: uno de cada tres es vacía.
Para superar este desastre social, y en consecuencia ecológica y ambiental, debe invertir una lógica política que se ha visto en las finanzas y la centralización de poderes y decisiones una enfermedad sin posibilidad de cura.
Usted tiene que replantear totalmente el concepto del estado, los modelos y sistemas económicos y financieros de la organización social. El objetivo debe ser trabajar en un modelo socio-ecológico de la proximidad de los sistemas y servicios de producción; en un criterio de mejora y recuperación de la diversidad de procesos y funciones sociales y en un concepto de sobriedad de los sistemas de producción y distribución de energía de la misma.
En Italia los pueblos de extraordinaria belleza, hay un sistema de parques y áreas protegidas, con mucho, el más importante de Europa, que atrae a más de 100 millones de visitantes al año; por caminos religiosos, históricos y naturales para los cientos de productos agrícolas con marca de calidad; de 10,9 millones de hectáreas de bosques, en constante crecimiento a cientos de modelo común para el reciclaje que son candidatos a gimnasios economía circular, a los que apuestan por las energías renovables y fósiles pretenden ser libres.
Pero, para ello, como se ha mencionado debe cambiar por completo el modelo de producción y servicios de la agricultura. No es un modelo agrícola es más factible calibrado en los estándares de calidad de los grandes minoristas que no tienen nada que ver con los estándares de calidad ecológica. Ellos son antitéticas. Por tanto, es necesario recuperar no sólo las áreas agrícolas en los principios anteriores, pero tomar las casas vacías y edificios históricos; es vital para dar un valor a los bosques que dan fondos forestales pública de concesión a las cooperativas y las empresas locales mediante la definición de procedimientos transparentes para la adjudicación de concesiones, bajo la supervisión del Ministerio de Agricultura, a través de convocatorias de propuestas que recompensan las empresas y la gestión local que lleva la construcción sostenible certificada cadenas de suministro locales.
Hay que tener en cuenta la producción local y distribución de energía a partir de fuentes renovables, en los modelos de proximidad y la reducción de tamaño, a fin de lograr plantas de biomasa, eólica, solar, hidroeléctrica pequeño tamaño, puesta al servicio de los usuarios en la misma zona común.
Tenemos que entender que la masa y energía para viajar emitir grados cantidad de entropía, lo que aumenta exponencialmente al aumentar la distancia (pero aquí las finanzas y la política nacional, europeo y mundial hablan, a pesar de las proclamas, otro idioma.
Recalibración del modelo de organización de esta empresa tendrá los efectos a medio y largo plazo en los siguientes componentes:
• La redistribución de la población con la migración inversa desde pequeños pueblos hasta grandes ciudades;
• Disminución de las necesidades energéticas de los grandes centros, permaneciendo estas cosas, ser más intensivas en energía y por lo tanto cada vez menos manejable;
• La repoblación de la montaña y las zonas interiores con la mejora de los equilibrios ecológicos y estructurales en beneficio de una mejora en los aspectos hidrogeológicos ya no gobernable tanto desde el punto de vista económico que las autoridades administrativas.
Guido Bissanti