Cuando las leyes de zonificación nació el primer principio era el de una organización dominante y la planificación del territorio que aún estaba convencido de que quell’Urbanesimo, con diferentes formas, ha contado con grandes áreas de Europa y de nuestro país.
Aunque se caracteriza por una caracterización dual (Urbanismo Medieval es diferente de la del siglo pasado), este fenómeno ha llevado a las poblaciones de 900, para centrarse, como resultado de la revolución industrial, en los centros urbanos complejos y muchas veces caótico.
La atención prestada a la escuela urbana, nacida en esos años, tiene un gran impacto no sólo la necesidad de una mejor organización y planificación del desarrollo urbano futuro, sino también el concepto de territorio.
Nell’accezione post-industrial y la tierra era vista como «medio ambiente» para colonizar la organización residencial y productivo de los ciudadanos, dando poco o ningún énfasis en el potencial productivo del territorio y de las consecuencias de ciertas concentraciones de personas en la misma.
Baste decir que en la gran mayoría de las leyes de planificación nacional y regional (donde la legislación es sobre su propia competencia) que no se ve afectada por la residencial o industrial en varias capacidades se clasifica con un genérico «agricultura verde» como un área de programación difusa y el desarrollo .
A excepción de los índices edificable, la llamada «agricultura verde» se encuentra en un limbo en el que, a pesar de las normas recientes (véase la Región de Sicilia, Véneto, Lombardía, Calabria, etc.), Planificación y programación de este territorio es casi al azar y totalmente alejado de las recientes directrices internacionales sobre el Desarrollo Sostenible y el uso de recursos renovables.
El Urbano, lamentablemente, después de la Ilustración de la escuela no tiene pleno conocimiento de que el territorio no es un azar entidad divisible, pero vivo y perfectamente de acuerdo con las normas establecidas por el hombre, pero no un modelo termodinámico y el ecosistema que muy vagamente llamamos de vez en cuando : Naturaleza, Medio Ambiente, Territorio, etc. Él no ha entendido que el territorio es un verdadero «cuerpo» que no se puede disecar, dividir o reorganizar a voluntad, sin que las consecuencias pueden ser desastrosas, ya veces incluso graves.
Él no ha entendido que la continuidad territorial determinada (a los que la UE ha llamado la atención, por ejemplo. Con la Red Natura) es más compleja que la simple delimitación sencilla las áreas urbanas edificables.
La evolución y la comprensión de los principios de Desarrollo Sostenible, que se tradujo en una serie de Kyoto o la Agenda 21, para nombrar los más conocidos, para entender que la tierra debe «vivir» y «producir» de acuerdo con las reglas anteriores.
La transición del uso de recursos no renovables (carbón, petróleo, la minería de materiales, etc.) Con la de Recursos Naturales Renovables (solar, eólica, biomasa, etc.) Cambia sustancialmente el mismo concepto de uso de suelo y residencial las actividades humanas.
Este modelo, sólo la historia del amanecer, requiere que la tierra se clasifica de acuerdo a criterios de ecosistemas claramente identificables, Termodinámica y Energía.
El uso de la Unidad de Paisaje genérico de «agricultura verde» para nuestra posteridad se estremece en el momento pero nos debe hacer reflexionar sobre la necesidad para el desarrollo urbano, sin la cual la aplicación de la Agenda 21 diferentes, Protocolo de Kyoto o se convierten en meras declaraciones de principios (aunque codificados) y difíciles de implementar oportuna y territorial.
Desde hace varios años el Reglamento de Urbanismo entró en un área de debate, la legislación que es de carácter académico, sin medidas concretas se han movido.
Pero vamos a ver cuáles son las cuestiones fundamentales que deberán revisarse (en este trabajo nos referimos sólo a las zonas no urbanas):
Ø Las zonas no afectadas directamente por las ciudades o la infraestructura urbana debe ser revisada teniendo en cuenta el potencial y vocación natural, la agricultura (convencional o la producción de biomasa). Esta reclasificación le hace especialmente adecuado para el cambio gradual de una economía basada en no renovables a los recursos renovables;
Ø En estas áreas, como reclasificado, de acuerdo con bien codificado los parámetros científicos y técnicos, que deben ser re-evaluado, sobre todo en áreas peri-urbanas, la necesidad de consolidación de la tierra y la extensificación de la propiedad;
Ø Las zonas de expansión urbana, allí donde sea necesario, será sujeto a una escala de valores que se asignan pesos y puntajes que tener en cuenta la capacidad de las zonas no urbanizadas aún: aumentar la biodiversidad del lugar, los recursos para producir la recuperación de los recursos renovables la naturaleza, recuperar la fertilidad inicial en zonas de riesgo de la desertificación, los asentamientos para la producción de energías renovables (eólica, solar, etc.) preservar la tierra por el hombre y por el fracaso agronómico y riesgo hidrológico;
Ø En las zonas residenciales que volver a examinarse para la recuperación de áreas degradadas urbanísticamente para la creación de espacios verdes donde las plantas son elegidos, no de acuerdo a criterios paisajísticos son a menudo cuestionables, pero sobre la base de las características del ecosistema de la zona.
Vemos los beneficios sociales y ambientales:
Ø La palatabilidad, por diversas razones, las unidades territoriales más adecuadas para la producción de energía renovable (en un mercado cada vez más exigentes del futuro), dará lugar a una mayor presencia humana según lo deseado por la Conferencia de Cork, en 1996;
Ø El saldo tendría considerables beneficios sociales urbanos, el empleo, por lo que nuestros territorios energéticamente menos dependiente de los convencionales de recursos no renovables y un menor coste y con un mantenimiento social, económico y;
Ø El abandono de las zonas rurales y la consecuente degradación del medio ambiente (la pérdida de suelos, derrumbes, deslizamientos de tierra, la pérdida de producción de energía renovable) sería mucho más lento, con las consecuentes ventajas para los presupuestos nacionales y regionales;
Ø La tendencia a la baja de la biodiversidad sería muy invierte para la programación y planificación enfocada y abierta a las direcciones de la política de la Unión Europea.
Estas consideraciones, sin embargo de un máximo de grande, son la base para una reforma seria del modelo urbano en la era del desarrollo sostenible.
La aplicación y la aplicación de políticas específicas en este nuevo modelo de desarrollo debe ir acompañada de una conexión real y bien estandarizados de los instrumentos de planificación que la UE haría bien en buscar, con más fuerza, en relación con los Estados miembros.
Ya no es posible, excepto la búsqueda de utopías políticas, una gran Europa, no pongas en el número de bases de direcciones de la planificación urbana sobre la base de que «atar» la aplicabilidad de los diversos Protocolo de Kyoto y el Programa 21 (siempre citan la mayoría de los) sabe que la planificación de usos del suelo compatibles.