Prevención agroecológica de pulgones
Prevención agroecológica de pulgones
La prevención agroecológica de pulgones (es decir, el manejo preventivo sin o con el mínimo uso de insecticidas sintéticos, centrándose en los equilibrios naturales) se implementa mediante diversas estrategias combinadas. Entre las principales, cabe destacar las siguientes:
1. Biodiversidad y consociaciones
Uno de los aspectos fundamentales de esta estrategia consiste en plantar flores y plantas (como caléndula, hinojo, eneldo y cilantro) que atraen a insectos benéficos depredadores de pulgones, como mariquitas, sírfidos, crisopas y tijeretas.
Se trata de técnicas de consociación entre diversos cultivos, como, por ejemplo, cultivar zanahorias junto a lechugas o ajo junto a rosales, que ayudan a repeler pulgones.
Además, especialmente en plantaciones arbóreas, como los cítricos, es necesario fomentar la creación de setos y borduras naturales que proporcionen hábitats a los depredadores naturales.
2. Cultivar variedades resistentes
Además, es recomendable utilizar variedades de plantas resistentes o tolerantes a los pulgones, lo que, de estar disponibles, reduce la vulnerabilidad del ecosistema.
3. Promover el equilibrio natural
Además, contrariamente a la creencia popular, es necesario evitar el uso indiscriminado de insecticidas (incluso los orgánicos), que siempre afectan negativamente a las poblaciones de depredadores útiles. Por ello, es necesario crear un entorno que favorezca la presencia de insectos depredadores y parasitoides, mediante la introducción, incluso en los campos, de una mayor biodiversidad.
4. Controlar la fertilización
Uno de los principales factores para controlar los pulgones y otros insectos fitófagos es evitar el exceso de nitrógeno: las plantas que crecen con mayores contenidos de productos nitrogenados sintéticos presentan mayor vegetación, con más partes tiernas (especialmente hojas) que los pulgones (y otros insectos fitófagos) perciben incluso a gran distancia y que los atraen. Por este motivo, cuando sea necesario intervenir, es fundamental preferir una fertilización equilibrada a base de compost o estiércol maduro y, en cualquier caso, con modelos de fertilización natural (aumento de leguminosas, acolchado vegetal, asociaciones, rotaciones, etc.).
5. Técnicas agronómicas
La introducción de técnicas agronómicas que favorezcan la rotación de cultivos, es decir, el cambio de cultivo cada temporada, ayuda a romper el ciclo del pulgón. En este sentido, el escardado y el acolchado también contribuyen a que el suelo sea menos hospitalario para los insectos dañinos. Un riego correcto también ayuda a reducir las poblaciones de insectos fitófagos; las plantas con estrés hídrico son más susceptibles a los ataques.
6. Monitoreo e intervenciones tempranas
Una contribución notable a la reducción de insectos fitófagos en general es la inspección regular de los cultivos, especialmente de las partes jóvenes. En caso de pequeños brotes iniciales, se pueden eliminar manualmente o tratar con remedios naturales como la maceración de ortiga o jabón potásico suave, además de aceites minerales. Ejemplos prácticos de estas técnicas incluyen intercalar lechuga y col con hileras de capuchinas, que alejan a los pulgones de los cultivos principales (funcionan como «plantas trampa») y, simultáneamente, plantar hinojo silvestre para atraer sírfidos que ponen huevos de los cuales emergen voraces larvas de pulgón. Obviamente, existen muchos ejemplos, como la asociación de rosales en las hileras de viñedos o junto a plantaciones de árboles altamente susceptibles a los pulgones, como los cítricos.