Un mundo ecosostenible
CultivosGuías Prácticas

Ventajas del cultivo intercalado de olivos y almendros

Ventajas del cultivo intercalado de olivos y almendros

La asociación arbórea entre el olivo (Olea europaea L., 1753) y el almendro (Prunus amygdalus Batsch, 1801) es una práctica agronómica tradicional en algunas zonas del Mediterráneo que se ha perdido en el tiempo. Basta con recordar que el propio Pirandello, refiriéndose al Valle de los Templos en Agrigento, en lugar de escribir sobre olivares, habla de «almendros y olivos»; esta asociación estaba muy extendida, especialmente en el sur de Italia, donde ambas plantas solían coexistir en la misma zona.
Esta asociación puede aportar varias ventajas, tanto agronómicas como económicas y ambientales. A continuación, se enumeran las principales:
1. Uso eficiente de los recursos
Complementariedad radicular: el olivo posee raíces más profundas que el almendro, que tiende a tener un sistema radicular más superficial. Esto permite un uso más eficiente del agua y los nutrientes del suelo, reduciendo la competencia.
Diferente fenología: las fases críticas de crecimiento y desarrollo (floración, fructificación) no coinciden, lo que limita la competencia por los recursos en los momentos más delicados.
2. Mejora de la biodiversidad
Aumentar la biodiversidad en los cultivos reduce el riesgo de infestaciones parasitarias y enfermedades específicas de una sola especie. Atrae a una mayor variedad de insectos polinizadores (especialmente útil para el almendro, que es entomófilo).
En este sentido, esta asociación de árboles puede ofrecer diversas ventajas a los polinizadores, en particular a las abejas y otros insectos beneficiosos. Entre los principales beneficios se encuentra la floración escalonada y prolongada, ya que el almendro florece muy temprano, a menudo entre finales de invierno y principios de primavera (febrero-marzo), mientras que el olivo florece más tarde, entre abril y junio (dependiendo de la variedad y el clima). El resultado es una temporada de floración más larga, que garantiza a los polinizadores una fuente constante de néctar y polen a lo largo del tiempo, lo que favorece su supervivencia y actividad.
En particular, el almendro es particularmente atractivo para las abejas, ya que produce abundante néctar y polen, y aunque el olivo es principalmente anemófilo (polinización por el viento), sus flores pueden atraer insectos. La presencia del almendro aumenta la afluencia de polinizadores a la zona, que ocasionalmente pueden visitar las flores del olivo o contribuir indirectamente a su entorno. En primavera, cuando las abejas comienzan a criar, necesitan mucho polen y néctar. Los almendros de floración temprana ofrecen un «impulso nutricional» justo cuando las colonias de abejas más lo necesitan.
3. Diversidad vegetal y un ecosistema más estable
La asociación de cultivos crea un entorno más diverso, que puede albergar más especies de polinizadores, como abejorros, abejas solitarias, sírfidos, etc. El aumento de la biodiversidad florística y estructural también ayuda a reducir las plagas y enfermedades, mejorando la salud del ecosistema.
4. Microclima favorable
La diversificación de especies arbóreas puede ayudar a modular la humedad y la temperatura del entorno, haciéndolo más adecuado para la actividad de los polinizadores, especialmente en climas cálidos o áridos.
5. Mejor gestión del agua
Las diferentes necesidades hídricas de ambas especies pueden ayudar a estabilizar el uso del agua a lo largo del año. En sistemas secos (áridos o semiáridos), el cultivo intercalado puede reducir la evaporación del suelo y mejorar la retención de agua gracias al sombreado.
6. Diversificación de la producción
Doble ingreso: los olivos y los almendros pueden venderse por separado, lo que aumenta la resiliencia económica de la explotación. De hecho, existen diferentes épocas de cosecha que permiten distribuir las labores agrícolas de forma más eficiente a lo largo del año.
7. Mejora de la salud del suelo
Una mayor cobertura vegetal y variedad radicular mejoran la estructura del suelo, favorecen la biodiversidad microbiana y reducen la erosión.
Sin embargo, para lograr una buena asociación entre ambas especies, es necesario planificar bien el distanciamiento de plantación para evitar la competencia y permitir una buena iluminación. Además, si se opta por la cosecha mecanizada, es necesario un trazado ordenado y compatible para ambas especies.




Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *