Un mundo ecosostenible
Al futuro

Del cientificismo a la ciencia

Del cientificismo a la ciencia

La ciencia está en constante evolución, al igual que la sociedad de la que forma parte. En consecuencia, la relación entre ellos también se transforma, generando un cambio que a su vez se refleja en la forma en que se desarrolla, cuenta y explica la ciencia.
Podemos afirmar que la ciencia, a pesar de tener como piedra angular la demostrabilidad y la reproducibilidad, está en constante evolución, arrastrando consigo los mismos principios epistemológicos a partir de los cuales se genera.
Sin embargo, hoy, casi cinco siglos después de su nacimiento, algo empieza a hacernos comprender que el mismo modelo científico, desarrollado por varios investigadores, entre ellos ciertamente Galileo Galilei (hasta el punto de definir la ciencia como el método galileano), está experimentando nuevas y dinámica impensable.
En la base de esta nueva dinámica debemos ciertamente incluir las ciencias ecológicas, que han ampliado los conceptos de determinismo y causa y efecto y de mecánica cuántica.
Sin duda, esto último está teniendo un impacto significativo en la epistemología científica, o el estudio de la naturaleza y los orígenes del conocimiento científico. Un impacto que se manifiesta de varias maneras clave:
1. Determinismo e indeterminismo
La mecánica cuántica introduce el concepto de indeterminismo a través del principio de incertidumbre de Heisenberg, que establece que no es posible conocer pares de cantidades físicas conjugadas (como la posición y el momento) simultáneamente con absoluta precisión. Esto desafía la idea del determinismo clásico, en el que se creía que conociendo las condiciones iniciales de un sistema era posible predecir con precisión su evolución futura. Por tanto, el indeterminismo cuántico lleva a repensar cómo entendemos la causalidad y la previsibilidad en la ciencia.
2. Observador y realidad
El papel del observador en la mecánica cuántica es fundamental. El acto de medir una cantidad cuántica puede influir en el estado del sistema. Este concepto, conocido como «colapso de la función de onda», sugiere que la realidad física no existe en un estado definido independientemente de la observación. Esto pone en duda el realismo científico, que sostiene que el mundo físico existe y tiene propiedades definidas independientemente de las observaciones.
3. No localidad y entrelazamiento
El fenómeno del entrelazamiento cuántico demuestra que las partículas pueden estar relacionadas de maneras que la física clásica no puede explicar, independientemente de la distancia que las separe. Esto implica una especie de «acción a distancia», que Einstein llamó «acción espeluznante a distancia». La no localidad cuántica desafía la noción clásica de separabilidad e impacta la comprensión de las relaciones causales y las conexiones espaciales.
4. Problema de medición
El problema de la medición en mecánica cuántica se refiere a la cuestión de cómo y por qué la función de onda colapsa en un estado observado específico. Este problema plantea cuestiones epistemológicas sobre cómo interpretar los resultados de los experimentos cuánticos y cuál es la naturaleza última de la realidad física. Diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica (como la interpretación de Copenhague, la interpretación de muchos mundos y la interpretación de Bohm) ofrecen diferentes puntos de vista de la realidad cuántica e influyen en la forma en que entendemos el conocimiento científico.
5. Límites del conocimiento
La mecánica cuántica pone de relieve los límites del conocimiento científico. Por ejemplo, el principio de complementariedad de Bohr sostiene que no es posible describir completamente un sistema cuántico utilizando una única representación clásica. Este reconocimiento de las limitaciones inherentes del conocimiento científico conduce a un enfoque más humilde y crítico de la ciencia, en el que se reconoce que algunas preguntas pueden quedar definitivamente sin respuesta.
Sin necesidad de profundizar demasiado en estos supuestos (ya bastante complejos en sí mismos), que parecerían pertenecer exclusivamente al mundo subatómico, cabe destacar que incluso el estudio de las realidades macroscópicas está cada vez más influido por funciones más complejas que, a menudo, No puede explicarse únicamente como causa y efecto en ambos sentidos.
Este es el caso de los sistemas ecológicos y el estudio de la ecología, donde la complejidad del enfoque cognitivo ya no puede abordarse con los supuestos anteriores y donde existe un verdadero entrelazamiento macroscópico en el que no es posible explicar/estudiar un fenómeno/ organismo separado de otros factores/organismos.
De hecho, la ecología, con su énfasis en la complejidad, la interconexión y la dinámica sistémica, está aportando cambios significativos al enfoque epistemológico de la ciencia de varias maneras.
La ecología estudia los organismos vivos y sus interacciones con el medio ambiente en el contexto de sistemas complejos. Esto ha llevado a un enfoque más sistémico y holístico en otras disciplinas científicas. En lugar de analizar elementos aislados, se considera el sistema completo y su dinámica interna.
Además, la ecología requiere conocimientos que van desde la biología a la química, desde la física a la economía. Esta necesidad de unir diferentes disciplinas está empujando a la ciencia hacia una mayor interdisciplinariedad, reconociendo que los problemas complejos requieren enfoques desde múltiples perspectivas.
Además, los ecosistemas son intrínsecamente complejos y a menudo no lineales, con ciclos de retroalimentación y comportamientos emergentes que no pueden predecirse simplemente sumando sus partes. Esto ha llevado a repensar las metodologías científicas tradicionales que a menudo se basaban en modelos lineales y reduccionistas.
Consideremos, también, que la ecología destaca cómo el contexto y la escala temporal y espacial son cruciales para comprender los fenómenos naturales. Esta perspectiva ha influido en otras ciencias, animándolas a considerar la escala y el contexto apropiados en los que ocurren los fenómenos.
Por eso los ecologistas están acostumbrados a trabajar con una gran cantidad de incertidumbre y variabilidad en sus datos. Esto ha llevado a un mayor reconocimiento y aceptación de la incertidumbre en otras disciplinas científicas, promoviendo métodos estadísticos y enfoques probabilísticos más sólidos.
Como ocurre en la mecánica cuántica, aquí también el observador y lo observado (para utilizar un paralelismo) se influyen mutuamente.
De hecho, la ecología ha generado una mayor conciencia sobre el impacto de las actividades humanas en los ecosistemas. Esto ha influido en otras ciencias para que consideren más cuidadosamente las consecuencias ambientales de sus descubrimientos y tecnologías.
En este sentido, la ecología introduce un aspecto ético en la ciencia, subrayando la importancia de la sostenibilidad y la conservación de los recursos naturales. Esto ha llevado a una mayor responsabilidad ambiental en la investigación científica y las políticas públicas.
En resumen, la ecología está contribuyendo a un cambio epistemológico en la ciencia, desviando la atención hacia un enfoque más integrado, sistémico e interdisciplinario, que reconoce la complejidad y la interconexión de los fenómenos naturales y humanos. Este cambio promueve una ciencia más ética, sostenible y sensible al contexto.
Por ello podemos decir que está en marcha el nacimiento de una nueva era científica donde el observador (especie humana) debe distanciarse de la presunción del cientificismo, es decir, esa actitud intelectual afín al positivismo nacida en la segunda mitad del siglo XIX. y a partir del cual se generó gran parte del marco sociopolítico de los últimos siglos. Un marco que se fundaba en una confianza total en las ciencias físicas y experimentales y en su método, hasta el punto de atribuirles la capacidad de explicar todos los fenómenos, resolver todos los problemas y satisfacer todas las necesidades humanas, y agotar el alcance del conocimiento al máximo. perjuicio de cualquier otra forma de conocimiento.
Además, la conexión de todas las cosas, como si fueran partes de un solo organismo (como las células dentro de un organismo) requiere una expansión de las investigaciones no sólo en las tres dimensiones del espacio sino también en la temporal, la magnitud, como sucede, originada en la entropía, es decir, aquella función que se genera por las interacciones termodinámicas de las relaciones complejas entre la materia y los seres vivos.
Podemos decir, como me encanta reiterar, que «Hemos alcanzado el umbral de ese paso en la historia donde el horizonte es tan amplio que los secretos de la materia superan lo finito para reunirse con el Infinito».
Por eso se necesita una nueva generación de mujeres y hombres que sepan mirar la realidad que observan de la misma manera que un niño mira la esfera celeste. Ese asombro que nos da nueva humildad y comprensión de nuestro límite intelectual frente a la infinidad de la Ciencia.
De hecho, no es la Ciencia la que puede ser comprendida por el hombre sino el hombre que puede ser comprendido dentro de sí mismo.
Todo ello cambia las perspectivas y coordenadas con las que moverse y actuar.

Guido Bissanti




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