Hábitats degradados: recreémoslos con PUG
Hábitats degradados: recreémoslos con PUG
Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, publicado el 19 de octubre de 2020, la mayoría de los paisajes protegidos (81%) en la Unión Europea tienen un estado de conservación pobre o muy malo. En muchos casos, la calidad continúa disminuyendo a pesar de los objetivos previstos para protegerlos. Los pastizales, las dunas y los hábitats de pantanos y marismas son los más frágiles. Muestran importantes tendencias de deterioro debido a cambios en el uso de la tierra y el mar, sobreexplotación y prácticas de gestión insostenibles.
Esta instantánea de la Agencia Europea nos dice, en pocas palabras, que las Directivas Hábitats y Aves no están dando los resultados esperados en la protección de la biodiversidad.
Esto significa que la Unión Europea (y por lo tanto todos los estados miembros) está incumpliendo los objetivos de conservación que estableció con las directivas Hábitats y Aves. Y si nos fijamos en el capítulo de biodiversidad, nos encontramos ante una hecatombe de biodiversidad en todo el continente europeo.
Según este informe, la red Natura 2000 apenas se salva, por lo demás nos enfrentamos, y en todos los sentidos, al avance de un desierto.
Entre las causas de esta degradación ambiental, que como se conoce implica pérdida de biodiversidad, fertilidad del suelo, capacidad productiva de las fincas, conexiones con pandemias, etc., encontramos: agricultura intensiva, expansión urbana descontrolada (urbanización descontrolada). ) y actividades forestales insostenibles. La contaminación del aire, el agua y el suelo también tiene un impacto en los hábitats, al igual que la sobreexplotación continua de la fauna a través de la caza y la pesca insostenibles.
A estas causas se suman las alteraciones provocadas en ríos y lagos, por ejemplo a través de presas y la captación excesiva de agua, la propagación de especies exóticas invasoras y el cambio climático. Además, el abandono de las tierras agrícolas contribuye al continuo declive de los hábitats seminaturales, como los pastizales, y de sus especies, como las mariposas y diversas especies de aves.
Está claro que ante este escenario, por decir lo menos apocalíptico, la cura no es ni sencilla ni fácil.
Es evidente que se necesita un cambio profundo en el modelo de producción europeo de alimentos y gestión de la tierra, ya que de fondo y como causa directa estamos asistiendo a un cambio climático y un calentamiento global cada vez más rápidos, causa y efecto.
En este sentido, habrá que impulsar el acelerador de la tan deseada transición energética, con la descarbonización del transporte y del sector energético sobre todo, y obviamente la mejora de los instrumentos regulatorios con miras a la conservación de la naturaleza.
Sin embargo, hoy podríamos agregar un nuevo instrumento a todo esto, pero para hacerlo, necesitamos una firme determinación política en este sentido y una disponibilidad financiera que solo los instrumentos de la UE pueden poner a disposición a través de los mecanismos de estabilidad europeos, como el MEDE y otros recursos. .
En este sentido, conviene plantearse una reforma de las herramientas de planificación urbanística y por tanto de la planificación territorial insertando el carácter obligatorio de una recuperación del hábitat.
En este sentido, los Municipios, que en Italia son los que tienen la responsabilidad urbanística de sus territorios, deberían acceder a estos recursos, sin subvención.
El modelo de planificación a implementar debe, sin embargo, tener ciertos plazos, de lo contrario existe el riesgo enteramente europeo e incluso más italiano de sobrepasar los objetivos y, sobre todo, de obligar a un porcentaje estable del término municipal a recuperar su hábitat original.
La dotación económica obviamente debe actuar, además de los gastos técnicos para la redacción del nuevo Plan Maestro, entre otros, también los costos necesarios para las oportunas expropiaciones o para la compensación a los legítimos dueños de los ingresos perdidos sobre los bienes de la tierra expropiados.
Sin embargo, se necesita una fuerte voluntad política para reconsiderar los PUG no como instrumentos de pura construcción, que ha creado las fallas conocidas (y que es una de las causas de la pérdida de hábitat) sino como modelos para una nueva cultura del territorio y sus entornos como la única garantía de futuro para la protección de la naturaleza y de los habitantes que la habitan.
Entre otras cosas, en el fondo, los objetivos del European Green Deal, que son el conjunto de iniciativas políticas llevadas a cabo por la Comisión Europea con el objetivo general de lograr la neutralidad climática en Europa en 2050, y dentro de él de la Estrategia F2F (De la granja a la mesa) permitiría a los PRG alinearse con los objetivos europeos dándose un nuevo aspecto, que tanto esperamos.
Guido Bissanti