Abscisión
Abscisión
El término abscisión (del latín abscissĭo, -ōnis, ‘cortar’, ‘cortar’) significa el desprendimiento de una parte de cualquier cuerpo. Es un término que se utiliza habitualmente en botánica para indicar el proceso por el cual una planta pierde una o más partes de su estructura, como una hoja, un fruto, una flor o una semilla.
Por abscisión entendemos por tanto la fase de separación, desprendimiento y caída de hojas, flores, frutos u otras estructuras u órganos a través de la formación y rotura de una capa de células dependientes de enzimas que degradan la pared celular.
En la fase de inducción a la caída de la hoja, la mayor concentración de etileno en la base del pecíolo es promovida por el ácido abscísico, no contrarrestado por la menor presencia de auxina (inhibidor de la caída), que provoca la abscisión de la hoja. Inicialmente, los investigadores creían que era la hormona del ácido abscísico la que estimulaba el desprendimiento del pecíolo de la rama, de ahí el nombre, solo más tarde se demostró que no tiene un papel principal.
En el caso de las hojas, la mayoría de las plantas de hoja caduca pierden sus hojas (que por tanto se denominan deciduas) antes del invierno, mientras que las de hoja perenne lo hacen de forma continua durante todo el año. Si una hoja está dañada, la planta puede decidir perderla para preservar el agua y la fotosíntesis. La capa de abscisión tiene un color gris verdoso.
Como se mencionó, la abscisión también afecta la caída del fruto, que ocurre cuando la planta decide perder los que aún están inmaduros, con el fin de conservar los recursos necesarios para llevar los restantes a la madurez.
La abscisión es un fenómeno regulado por diversas hormonas, incluidas el etileno y las auxinas, y puede modificarse precisamente por la variación en el contenido de sustancias en las proximidades del tejido.
Además, la abscisión puede ser un método utilizado por la planta como método para evitar la expansión de un patógeno foliar.