Cinara cedri
Cinara cedri
El áfido del cedro (Cinara cedri Mimeur, 1936) es un rincote homóptero que pertenece a la familia Aphididae.
Sistemática –
Desde un punto de vista sistemático, pertenece al dominio Eukaryota, Animalia Kingdom, Subgénero Eumetazoa, Superphylum Protostomia, Phylum Arthropoda, Subphylum Hexapoda, Class Insucts, Epopeya, Epopeya, Epopeya, Subclase, Epopeya, Subclase, Epopeya, Subcategoría, Pieza Delantera Sternorrhyncha, superfamilia de Aphidoidea, familia de Aphididae y por lo tanto al género Cinara y a la especie C. cedri.
Distribución geográfica y hábitat –
El áfido del cedro es un insecto que vive en las pináceas y, en particular, en Cedrus atlantica, C. deodara y C. libani. Su área de difusión corresponde principalmente a la de difusión de estas tres especies de árboles.
Morfología –
Cinara cedri es un áfido de 3 a 4 mm de tamaño, con un color bronce oscuro o marrón rojizo con signos segmentarios más oscuros y la presencia de una ligera cerosidad dorsolateral y ventral.
Viven en colonias grandes y densas en la corteza de ramas de 1-5 cm de espesor, a lo largo del eje del brote, y también pueden cubrir los órganos leñosos dentro del follaje como una manga.
Su presencia es evidente también por la abundante mielada emitida y por el establecimiento de abundantes fumaggini.
Actitud y ciclo biológico –
El cedro de Cinara pasa el invierno como un huevo, sobre las hojas persistentes; luego reanuda su actividad en la primavera con las infestaciones máximas en los meses de mayo a junio; las generaciones se suceden, incluso en verano, hasta que llega la temporada desfavorable.
Papel ecológico –
La presencia del áfido del cedro, además de sus aspectos morfológicos y externos, en el caso de infestaciones fuertes, también puede defoliar parcialmente. Los árboles infestados masivamente no producen conos y el crecimiento atrofiado se reduce.
El daño es causado por mordeduras de nutrición en los brotes que producen necrosis más o menos extensas, con el consiguiente enrojecimiento y desecación de las hojas.
Por lo general, los ataques ocurren junto con el calor, en primavera y especialmente en verano.
El cedro de Cinara puede atacar órganos leñosos aún más grandes, causando el mismo daño. Por otra parte, la abundante producción de ligamaza frota la vegetación, acentúa la necrosis, causa asfixia y favorece el establecimiento de fumaggini; finalmente, la ligamaza causa molestias en el uso de los sabores secundarios, especialmente en las áreas de parques y jardines.
Las plantas afectadas, además del daño de naturaleza estética, están sujetas a un deterioro progresivo, especialmente si los ataques son masivos y repetidos a lo largo de los años, y se vuelven más receptivos a las infecciones de patógenos secundarios o a la agresión de plagas secundarias.
Además, las agujas enrojecen y caen, las ramas tienen vegetación reducida, limitada a la parte distal. Los individuos gravemente afectados perecen e incluso pueden morir en pocos años. En la naturaleza, estos áfidos están controlados por enemigos naturales y, en ocasiones, su presencia es suficiente para mantener a la población fitófaga bajo control; además, algunas especies útiles (Api, Diptera Sirfidi) se alimentan de la ligamaza. Especialmente en los ecosistemas con buena biodiversidad, el equilibrio entre las distintas poblaciones de insectos y depredadores permite una distribución y densidad normales de las poblaciones que siempre se mantienen por debajo del umbral de daño.
En condiciones de baja biodiversidad de especies de árboles y arbustos y, sobre todo en parques y jardines diseñados sin estos criterios, las poblaciones de estos insectos pueden aumentar dramáticamente.
Su presencia puede ocurrir particularmente alta incluso en viveros.
Para evitar la presencia de áfidos en el cedro, se recomienda verificar periódicamente el estado de salud de la planta y fomentar la presencia de insectos inofensivos, antagonistas naturales de áfidos como Coccinelle y Diptera Sirfidi.
Si estamos en presencia de una infestación leve, podemos proceder eliminando manualmente los pulgones y la ligamaza mediante un lavado a chorro con agua y soluciones a base de cobre. Este es un método no invasivo que le permite mantener la situación bajo control sin usar pesticidas y salvaguardar la entomofauna y la fauna útiles.
Para la contención de la población de este áfido, es necesario intervenir solo en caso de peligro real para la seguridad de las plantas o en los parques y jardines en caso de inconvenientes reales para el uso de estos espacios verdes. En los viveros, la necesidad puede ser mayor y la intervención, en caso de necesidad y de infestación masiva y prolongada, debe operarse con afición, siempre evaluando el período, la dinámica poblacional de la entomofauna útil y, sobre todo, en las áreas naturales. , también la fauna presente. En estos últimos casos, siempre es aconsejable intervenir con productos de baja toxicidad. En cualquier caso, siempre es mejor intervenir, considerando todas estas condiciones, cuando aparecen las primeras colonias.
Guido Bissanti
Fuentes
– Wikipedia, la enciclopedia libre.- Russo G., 1976. Entomología Agraria. Parte especial. Liguori Editore, Nápoles.- Tremblay E., 1997. Entomología aplicada. Liguori Editore, Nápoles.