La Atropina
La Atropina
La atropina o la hiosciamina es un alcaloide tropo presente en varias plantas de la familia de las solanáceas, como Atropa belladonna, Datura stramonium y Hyoscyamus niger. El nombre oficial de la nomenclatura IUPAC es: (8-metil-8-azabiciclo [3.2.1] oct-3-il) 3-hidroxi-2-fenilpropanoato, mientras que la fórmula bruta o molecular es: C17H23NO3.
A nivel de extracción de esencias vegetales, las fuentes más comunes de atropina son la Atropa belladonna, la Datura inoxia, el D. metel y el Stramonium. También está presente en algunas plantas de los géneros Brugmansia e Hyoscyamus.
Este alcaloide fue aislado de la belladona acaya en 1931 por Mein y posteriormente se obtuvo por síntesis con diferentes procedimientos, ninguno de los cuales, sin embargo, tuvo interés industrial. Algunas de las propiedades farmacológicas de la atropina se habían explotado varios siglos antes de que se identificara el alcaloide. Ya en la época de Luis XIV, el extracto de belladona se usaba ampliamente, por su poder midriático, en cosméticos femeninos, considerando a la pupila dilatada como un elemento de elevado valor estético. También se sabe que desde el siglo El extracto de belladona XIV fue el remedio de la elección contra la dismenorrea y la incontinencia urinaria.
El interés farmacológico y terapéutico de la atropina se deriva de su capacidad para antagonizar los efectos del mediador colinérgico de la transmisión nerviosa (acetilcolina) en las glándulas exocrinas, el miocardio, los músculos lisos en los sistemas gastrointestinal, respiratorio, urinario y vascular.
En terapia, el alcaloide se usa, especialmente en forma de sulfato, por vía intravenosa o subcutánea, o en ungüentos, tabletas o soluciones para uso oftálmico. Existen numerosas indicaciones terapéuticas, aunque el campo de aplicación está delimitado por una alta toxicidad y múltiples efectos secundarios. La atropina ha sido durante mucho tiempo el fármaco de elección en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, y con este fin, a menudo todavía se usa en asociación con varias drogas sintéticas. Actualmente, los principales usos del alcaloide son para el tratamiento de la úlcera péptica, estados espásticos del tracto gastrointestinal y genitourinario, para el envenenamiento por sustancias anticolinesterasas (pesticidas organofosforados, hongos tipo Amanita muscaria).
El fármaco también tiene cierta importancia en la preanestesia quirúrgica, ya que inhibe la salivación y las secreciones bronquiales y reduce el efecto irritante de los anestésicos gaseosos. En oftalmología, sus propiedades midriáticas se explotan con fines de diagnóstico (es decir, para facilitar el examen completo de la retina) y con fines de curación (iritis aguda, iridociclitis, queratitis). Los efectos secundarios más comunes de la atropina son taquicardia, sequedad de boca, trastornos visuales, fotofobia, estreñimiento, retención urinaria. La intoxicación aguda de atropina es una ocurrencia rara de especies en la infancia, dada la alta sensibilidad del niño a la acción del alcaloide.
La atropina también se usa contra la intoxicación por gas nervioso; La atropina antagoniza a nivel del receptor colinérgico. El efecto de la acetilcolina, que ya no se destruye por la enzima inhibida por el nervio, limita los efectos de la intoxicación nerviosa y puede salvar vidas de intoxicantes. Por esta razón, los soldados que operan en entornos con riesgo potencial de contaminación con gas nervioso, se suministran con jeringas de atropina para su administración inmediata.