La extraordinaria vida de las mariposas
La extraordinaria vida de las mariposas
Las mariposas, junto con las polillas, son insectos que pertenecen al orden de los lepidópteros.
La distinción entre mariposas y polillas no responde a una clasificación científica taxonómica sino que se deriva de un uso común.
Las mariposas generalmente tienen hábitos diurnos y tienen antenas en forma de garrote, a diferencia de las polillas que a menudo están peinadas o filiformes y cierran sus alas plegables en una posición de reposo.
Aunque esta distinción ya no se considera válida, en ocasiones los entomólogos todavía la utilizan por razones prácticas, ya que corresponde a diferencias en los métodos de estudio de los diferentes grupos.
Lo que todas las mariposas tienen en común es que tienen un ciclo de vida fascinante y complejo.
Estos insectos, de hecho, sufren una metamorfosis completa con cuatro etapas de vida completamente diferentes:
– huevo;
– oruga (o larva);
– crisálida (o pupa);
– individuo adulto.
En cada etapa existe una estrecha dependencia de sus propias «plantas hospedantes», es decir, aquellas plantas en las que el adulto pone sus huevos, de las que la oruga se alimenta exclusivamente y donde a menudo se fija una vez que se ha transformado en crisálida.
La vida de un nuevo individuo mariposa comienza con el desove.
El modo de desove de estos animales es doble. En especies que tienen una relación cercana con la planta hospedante, se ponen unas pocas decenas de huevos, esto se debe a que las larvas disfrutan de una disponibilidad inmediata de alimento.
En otras especies, en cambio, como la Galatea (Melanargia galathea Linnaeus, 1758), estas esparcen cientos de huevos mientras vuelan sobre una zona de césped, pues en este caso la tarea de encontrar la planta hospedante se delega en las larvas y en consecuencia, aumentan los riesgos de depredación.
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Los huevos, justo antes del momento de la eclosión, se oscurecen y se puede ver a la oruga joven moviéndose hacia adentro.
La oruga tiene una forma cilíndrica ligeramente aplanada, a menudo camuflada pero a veces muy colorida y generalmente con numerosos pelos y cerdas en el cuerpo. Se mueve por medio de tres pares de patas torácicas cortas y para moverse con facilidad sobre la vegetación utiliza unas piernas abdominales falsas especiales provistas de una estructura similar a una ventosa. Tiene partes bucales similares a las de masticar, con poderosas mandíbulas que muelen con avidez las hojas de la planta huésped. Durante el crecimiento, la oruga debe realizar una serie de mudas, en promedio 4-5 durante su vida larvaria, tras lo cual se transforma en crisálida, encerrándose en un capullo duro y coriáceo en el que sufrirá una serie de transformaciones hasta convertirse en una mariposa.
La crisálida, en la mayoría de los casos, mediante hilos sedosos, se fija a la planta huésped, pero muchos prefieren esconderse entre las piedras o en la capa herbácea. Las crisálidas tienen coloración generalmente mimética: preferiblemente simulan partes de la planta, pero a veces tienen un aspecto similar al de los excrementos de un pájaro para escapar de los depredadores.
Cuando las condiciones ambientales y especialmente la temperatura son óptimas, la capa de crisálida comienza a romperse, permitiendo que la mariposa adulta escape. Tan pronto como sale, el adulto todavía tiene las alas húmedas y arrugadas y, por lo tanto, no puede volar; antes de poder despegar el vuelo inaugural, debe, por tanto, esperar a que las alas se sequen y se calienten y a que la hemolinfa comience a fluir dentro de ellas para permitirles expandirse por completo.
Particular es la vida útil de las mariposas.
Estos pueden vivir en promedio durante un mes, pero algunas especies mueren solo después de unas pocas horas, mientras que otras alcanzan la edad de un año. Las mariposas monarca (Danaus plexippus Linnaeus, 1758), que viven entre Estados Unidos y México y migran miles de kilómetros, pueden vivir de dos semanas a ocho meses. En Costa Rica hay mariposas que no viven más de dos días, mientras que la Vanessa antiopa (Nymphalis antiopa Linnaeus, 1758) puede llegar a casi un año de vida. El récord de longevidad pertenece a una polilla, que se alimenta de una planta llamada Yucca baccata: su pupa puede vivir hasta 30 años antes de emerger como adulta.
Guido Bissanti