Reproducción de la Sofora
Reproducción de la Sofora
La sófora o árbol de las pagodas o falsa acacia del Japón (Styphnolobium japonicum (L.) Schott) es un árbol de la familia Fabaceae originario de las regiones de Asia central.
Hábitat de reproducción adecuado –
Styphnolobium japonicum es un árbol originario de China, donde es autóctono y presente también en Japón y Corea; más tarde se introdujo en Europa en el siglo XVIII. Ha sido utilizada como planta ornamental por su fino follaje, la belleza de la floración y la elegancia de su porte.
Es un árbol ornamental popular en Europa, América del Norte y Sudáfrica, cultivado por sus flores blancas, que nacen a fines del verano después de que la mayoría de los otros árboles en flor hayan terminado de florecer hace mucho tiempo.
Su hábitat nativo son los campos abiertos o las áreas boscosas y a lo largo de los bordes de los bosques, generalmente en terrenos montañosos y al pie de las colinas, donde crece a altitudes de 300 a 1000 metros en el oeste de China.
Propagación –
Styphnolobium japonicum es una planta que crece hasta 10-20 m de altura.
Esta planta prefiere suelos fértiles y bien drenados, aunque puede tolerar una amplia gama de tipos de suelo, desde arenosos hasta arcillosos. Es un árbol resistente a la contaminación y puede prosperar en áreas urbanas, lo que lo convierte en una opción popular para plantar a lo largo de parques y bulevares en áreas urbanas.
Es muy apreciada por sus hojas de color verde oscuro y su profusa floración de racimos de fragantes flores blancas en verano. También produce vainas de color marrón oscuro que contienen semillas que pueden ser tóxicas cuando se comen en grandes cantidades.
Styphnolobium japonicum es muy resistente al frío, las plantas maduras toleran temperaturas de alrededor de -25° cuando están completamente inactivas.
Los árboles tardan 30 años en florecer desde la semilla.
La propagación puede ser por semilla o esquejes.
En el que por semilla esta debe sembrarse tan pronto como esté madura en un semillero protegido.
Es recomendable sumergir las semillas almacenadas durante 12 horas en agua caliente (no hirviendo) y sembrar al final del invierno en un área protegida.
Las plántulas jóvenes, tan pronto como hayan alcanzado el tamaño de la palma de una mano, se colocarán en macetas individuales y se cultivarán durante 2 años en condiciones protegidas.
El trasplante en campo abierto debe realizarse a principios del verano de su tercer año.
También se puede propagar a través de esquejes de brotes jóvenes a mediados del verano en un área sombreada y humidificada.
Ecología –
Styphnolobium japonicum, anteriormente conocida como Sophora japonica, es una planta que se encuentra comúnmente en hábitats urbanos, parques, jardines y bordes de carreteras. Está bien adaptado para crecer en una variedad de condiciones de suelo y puede tolerar varios niveles de humedad y pH.
Es un árbol de hoja caduca, lo que significa que pierde sus hojas durante la temporada de invierno. Sus hojas están compuestas por numerosos folíolos pequeños de forma ovalada, creando una apariencia densa y frondosa.
El árbol florece en primavera con llamativas inflorescencias blancas y fragantes en forma de panícula. Estas flores son una importante fuente de alimento para las abejas y otros insectos polinizadores.
Después de la floración, Styphnolobium japonicum produce frutos verdes en forma de vaina que maduran en otoño. Estas vainas contienen semillas que los animales o el viento pueden esparcir para ayudar a dispersar la especie.
Es una especie muy apreciada por su belleza ornamental, pero también juega un papel ecológico importante. Sus flores atraen insectos polinizadores, contribuyendo así a la biodiversidad local. Además, sus vainas proporcionan alimento para pájaros y otros animales salvajes.
La planta es conocida por su tolerancia a la contaminación del aire, lo que la convierte en una opción popular para plantar en entornos urbanos, donde la contaminación del aire suele ser una preocupación.
En algunas regiones, Styphnolobium japonicum puede considerarse una especie invasora. Su rápido crecimiento y su capacidad para formar matorrales densos pueden desplazar a las especies autóctonas y reducir la biodiversidad local.