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Planeta Agricultura

El suelo es la piel viva del planeta

El suelo es la piel viva del planeta: por qué debemos salvarlo

Cuando hablamos del medio ambiente, inmediatamente pensamos en el aire y el agua. Pero existe un recurso invisible y a menudo olvidado que preserva la vida en la Tierra: el suelo.
No es solo «tierra», sino un organismo vivo del que dependen los alimentos que comemos, el agua que bebemos e incluso la estabilidad climática.

Por qué es esencial el suelo –
El suelo es la piel del planeta. Se necesitan miles de años para formar tan solo unos centímetros de esta capa vital; sin embargo, unas pocas décadas de malas prácticas bastan para destruirla.
Esto es lo que hace por nosotros:
– produce alimentos, fibra, biomasa y materias primas;
– regula los ciclos del agua, el carbono y los nutrientes;
– alberga miles de millones de organismos vivos invisibles;
– captura CO₂ y combate el cambio climático.
Según la ONU, el 52 % de las tierras agrícolas del mundo están degradadas.

Europa toma medidas –
Con el Pacto Verde, la estrategia «De la Granja a la Mesa» y el nuevo plan para la protección del suelo, la Comisión Europea ha establecido objetivos específicos:
– detener la desertificación,
– reducir la erosión y la contaminación,
– aumentar la materia orgánica del suelo,
– restaurar los suelos degradados para 2030.
¿El objetivo? En pocos años, la agricultura europea tendrá que contribuir a absorber 310 millones de toneladas de CO₂, un 15 % más que en la actualidad.

Agricultura: parte del problema, parte de la solución –
Las prácticas agrícolas intensivas han agotado el suelo, reducido la biodiversidad y aumentado las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero la agricultura en sí misma puede convertirse en la clave del cambio mediante la adopción de nuevas técnicas de labranza más respetuosas con el medio ambiente.

Técnicas innovadoras de gestión del suelo –
– Labranza reducida: sin arado profundo, solo intervenciones ligeras.
– Labranza mínima: pasadas superficiales, manteniendo los residuos de cultivo en la superficie.
– Labranza vertical: trabajar unos centímetros sin remover la tierra.
– Labranza en franjas: sembrar en franjas, dejando el resto cubierto de vegetación.

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Un estudio de la Universidad de Padua demostró que los campos sin labranza reducen la escorrentía y la pérdida de sedimentos hasta en un 95 % en comparación con los campos tradicionales.

Perennialización: El Futuro de los Campos –
Una de las innovaciones más prometedoras es la perennialización: el uso de cultivos perennes que no requieren labranza anual.
Según estudios recientes, estas plantas pueden:
– regenerar suelos degradados,
– mejorar la fertilidad y la disponibilidad de nutrientes,
– aumentar la biodiversidad,
– capturar carbono, combatiendo así la crisis climática.

El mensaje claro: sin suelo, no hay futuro –
El suelo es finito. Es un recurso frágil, un bien común que sustenta la vida en la Tierra.
Protegerlo requiere políticas audaces, capacitación para nuevos agricultores y la adopción generalizada de prácticas agroecológicas.
Cada metro cuadrado de suelo regenerado es un paso hacia un futuro más saludable, fértil y sostenible.
La próxima vez que camines por un campo, recuerda: bajo tus pies no solo está la «tierra», sino el corazón palpitante del planeta. Guido Bissanti

Bibliografía:
– Bissanti G., Guccione G., Manachini B., Quatrini P. Sturla A. (2025). Principi e Fondamenti di Agroecologia. ISBN-13 979-1280140401. Medinova. Favara (AG).




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