Terranova
Terranova
Terranova representa, por lo tanto, un lugar donde la naturaleza, la historia y el compromiso ambiental se entrelazan, ofreciendo un ejemplo de resiliencia y respeto por la biodiversidad.
Etimología –
El nombre Terranova deriva del término latino «Terra Nova», que significa «tierra nueva». Fue bautizado así por los exploradores europeos que, a partir del siglo XV, desembarcaron en la isla, considerándolo un nuevo descubrimiento que añadir a los mapas de la época. En inglés se conoce como Newfoundland, mientras que en francés se conoce como Terre-Neuve.
Características geográficas –
Terranova es la isla más grande de Canadá, ubicada en la parte oriental del país, en el océano Atlántico. Forma parte de la provincia de Terranova y Labrador y abarca aproximadamente 108.000 km². Su accidentada costa presenta profundos fiordos, imponentes acantilados y ensenadas naturales. El clima es subártico y oceánico, con inviernos largos y rigurosos y veranos cortos y frescos.
Notas históricas –
La isla de Terranova posee una historia rica y variada. Estuvo habitada durante miles de años por pueblos indígenas, como los beothuk. Alrededor del año 1000 d. C., vikingos liderados por Leif Erikson llegaron a la zona de L’Anse aux Meadows, ahora un sitio arqueológico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En el siglo XV, con las exploraciones de John Cabot al servicio de la corona inglesa, Terranova se convirtió en un importante centro pesquero para las flotas europeas, especialmente de bacalao. Posteriormente, la isla fue escenario de disputas entre Francia e Inglaterra, hasta que finalmente entró en la esfera de influencia británica. En 1949, se convirtió oficialmente en parte de Canadá.
Ecosistema –
El ecosistema de Terranova se caracteriza por un delicado equilibrio entre el océano, la tundra y los bosques boreales. La corriente del Labrador, que fluye a lo largo de la costa, aporta aguas frías y nutritivas, sustentando una rica biodiversidad marina. Sin embargo, las zonas del interior están dominadas por lagos, turberas y mesetas rocosas.
Flora –
La flora de Terranova refleja las características rigurosas del clima y el suelo. Los bosques boreales se componen predominantemente de coníferas como abetos, pinos y alerces, acompañados de abedules y álamos. Arbustos resistentes, musgos y líquenes crecen en las costas y en las zonas más expuestas. En la tundra y los humedales se pueden encontrar plantas carnívoras como las droseras y diversas especies de brezos.
Fauna –
La fauna de la isla es igualmente diversa. Entre los mamíferos terrestres se encuentran el caribú, el alce, el zorro ártico y la liebre de montaña. Las costas albergan colonias de focas y grandes cetáceos como ballenas jorobadas y rorcuales comunes. La avifauna es particularmente rica: frailecillos, alcatraces, araos comunes y pigargos europeos pueblan los arrecifes e islotes. Las aguas circundantes son famosas por sus bancos de bacalao, históricamente el motor de la economía local.
Acciones de conservación ambiental –
En las últimas décadas, el ecosistema de Terranova se ha enfrentado a importantes amenazas, en particular el colapso de la pesquería de bacalao en la década de 1990 debido a la sobrepesca. Esto condujo a una prohibición de la pesca y a programas de restauración marina. La isla alberga actualmente numerosos parques y reservas nacionales, como el Parque Nacional Gros Morne, también declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que protege paisajes geológicos únicos y una biodiversidad frágil. Se están llevando a cabo iniciativas para reducir el impacto del cambio climático, mejorar la gestión forestal y promover el turismo sostenible.
Guido Bissanti

