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Hoplocampa brevis

Hoplocampa brevis

La Hoplocampa (Hoplocampa brevis, Klug) es un himenóptero perteneciente a la familia Tenthredinidae.

Sistemática –
Desde un punto de vista sistemático pertenece a:
dominio eucariota,
Reino Animal,
Sub-reino Eumetazoa,
sucursal bilateria,
filo artrópodos,
subfilo tracheata,
Superclase Hexapoda,
clase insecta,
Subclase Pterygota,
cohorte de endopterigota,
Superorden Oligoneoptera,
sección Hymenopteroidea,
orden himenópteros,
suborden Symphyta,
Superfamilia Tenthredinoidea,
familia Tenthredinidae,
Subfamilia Nematinae,
tribu nematini,
Género Hoplocampa,
Especies de H. brevis.

Distribución Geográfica y Hábitat –
La Hoplocampa de la pera es un insecto presente en algunos países de la cuenca mediterránea, incluida Italia, y es una fuente de daños significativos en la producción. El fitófago que puede presentarse con poblaciones fluctuantes en diferentes años ataca preferentemente plantas del género Pyrus L., 1753.
Su hábitat de difusión está ligado al carácter agregado de sus poblaciones y las infestaciones suelen estar localizadas en determinadas zonas y, dentro del propio huerto, sólo pueden atacar determinadas variedades. Las situaciones de mayor riesgo se dan en años de «descarga» y en el caso de mal cuajado.

Morfología –
La Hoplocampa brevis es un pequeño himenóptero que, en la etapa adulta, mide unos 3-5 mm de tamaño; tiene un color parduzco y tiene patas amarillas.
Las alas son hialinas.
La larva es una falsa oruga de 8-12 mm de largo. Tiene una cabeza marrón rojiza y un cuerpo amarillo grisáceo.
Los huevos miden un mm de longitud.

Actitud y Ciclo de Vida –
Hoplocampa brevis es un insecto que pasa el invierno en el estado de larva madura en el suelo.
La aparición de los adultos se produce en primavera con el inicio en correspondencia con la fase fenológica de los racimos florales hasta el inicio de la floración (finales de marzo-principios de abril).
Las hembras depositan sus huevos sobre las estructuras florales, en la base de los sépalos, hasta el inicio del cuajado; la deposición se realiza a través de una incisión oblicua hacia el centro del vaso con la ayuda de su ovipositor; aquí se pone un huevo debajo de la epidermis entre los dos sépalos.
Las pequeñas larvas que nacen penetran en los frutos, donde llevan una vida endofítica más o menos solitaria, cuyo interior es destruido por la actividad larvaria.
Las larvas cavan un túnel debajo de la epidermis, en la circunferencia del fruto joven y en la base de los sépalos que se afieltraron; luego se desplazan hacia el centro del fruto y roen las semillas (llamado ataque primario). Más tarde salen del fruto cerca de los sépalos y pasan a otro fruto (ataque secundario), moviéndose raramente a un tercero. Luego caen al suelo donde se hunden para construir un capullo sedoso.
Las larvas permanecen en diapausa hasta el mes de febrero a pocos cm del suelo, luego pasan a ninfosis en primavera.
Por lo tanto, este insecto completa una generación por año.

Rol Ecológico –
La Hoplocampa de la pera es un insecto que tiene una dinámica de población fluctuante de un año a otro. Sin embargo, como septum, las situaciones de mayor riesgo se dan en los años de “descarga” o en condiciones de pobre cuajado.
La presencia del fitófago se produce sobre los frutos y puede causar daños muy graves; esta condición está ligada al hecho de que cada pequeña larva puede atacar, durante su desarrollo, varios frutos saliendo de ellos a través de un característico orificio redondeado, ubicado cerca de la cavidad del cáliz.
Se pueden identificar frutos adheridos que detienen levemente la hinchazón, en comparación con los sanos, destacando una ligera deformación; además, se evidencian signos de rosura, si la larva aún está adentro, o el característico orificio de salida. En cualquier caso, los frutos pequeños se pierden con gotas altas.
Tanto los ataques primarios como los secundarios dan como resultado la caída de frutos.
La intervención contra la Hoplocampa brevis sigue los principios de la lucha guiada y se realiza mediante el seguimiento de la población, mediante el uso de trampas cromotrópicas de color blanco.
El seguimiento debe realizarse en el período fenológico de la prefloración realizando un censo de los adultos recién emergidos de las formas invernantes; operamos de la siguiente manera:
– las trampas se instalan en la primera quincena de marzo en número de dos por parcela;
– el umbral de intervención se produce cuando las capturas superan los 10-20 adultos por almadraba.
El tratamiento contra esta plaga se realiza generalmente al final de la floración, excluyendo las variedades muy receptivas como la Abate y la Decana en las que se interviene en prefloración si se supera el umbral de 20 adultos por trampa en esta fase.
Las intervenciones posteriores a la floración se realizan cuando se supera el umbral del 5-10% de racimos infestados, o cuando se supera el umbral de 20 adultos capturados en trampas cromotrópicas si no hubiera ocurrido en prefloración en las variedades receptivas.
Sin embargo, el momento de la intervención debe sopesarse teniendo en cuenta la presencia de polinizadores ineptos, para interferir lo menos posible en su actividad, y considerando que en este período también hay bordadoras, como Archips y Pandemis, que pueden crear más problemas; por ello, la elección del período y de los productos también debe tener en cuenta la necesidad de realizar tratamientos acumulativos.
También es interesante utilizar nematodos terrestres que, incluso en condiciones de campo abierto, han mostrado una alta mortalidad de las larvas maduras de este insecto.
También se pueden realizar tratamientos foliares con nematodos, los cuales deben realizarse en post floración cuando aparecen los agujeros en los frutos pequeños, es decir cuando las larvas de mosca sierra hacen la transición de un fruto pequeño a otro.
Sin embargo, al trabajar con altos volúmenes de humectación, la presencia de nematodos en el interior del fruto se encontró solo en los años en los que hubo presencia concomitante de lluvia al momento de los tratamientos.
En las pruebas experimentales, los nematodos al suelo, en cambio, se aplicaron bajo la proyección de la copa, humedeciendo el suelo antes y después del tratamiento. Las pruebas no dieron ninguna respuesta positiva probablemente porque las condiciones experimentales en las que se realizaron las pruebas no fueron las óptimas debido a la ausencia de lluvias en el período posterior a la aplicación; a pesar de esto, la técnica revela un potencial considerable y será responsabilidad de las próximas observaciones verificar su factibilidad.
En cualquier caso, recomendamos la asistencia de un ingeniero agrónomo, con especialidad en entomología, para intervenir y planificar los mejores métodos de intervención.

Guido Bissanti

Fuentes
– Wikipedia, la enciclopedia libre.
– Russo G., 1976. Entomología Agrícola. Parte Especial. Liguori Editore, Nápoles.
– Pollini A., 2002. Manual de entomología aplicada. Edagricole, Bolonia.
– Tremblay E., 1997. Entomología aplicada. Liguori Editore, Nápoles.
Fuente de la foto:
https://www7.inra.fr/hyppz/RAVAGEUR/6hopbre.htm



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