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Los misterios de las medusas

Los misterios de las medusas

La medusa es un animal planctónico que pertenece al gran grupo de los cnidarios (Phylum Cnidaria), junto con las anémonas de mar y los corales.
Tienen un cuerpo caracterizado por una simetría radial que se desarrolla de forma concéntrica alrededor de un eje central.
Las medusas tienen una forma inconfundible: su cuerpo (llamado paraguas) se asemeja a una campana, desde cuyo borde inferior se ramifican hacia abajo decenas de tentáculos.
En el lado cóncavo del cuerpo, en una posición central, hay una estructura cilíndrica llamada manillar, en cuyo extremo se encuentra la boca.
Esta es la única abertura presente en el animal y se abre a una cavidad ciega llamada cavidad gastrovascular.
Las medusas son organismos muy simples y su cuerpo consta de solo tres capas:
la epidermis, la capa más externa, que actúa como barrera para el entorno circundante;
la gastrodermis, la capa más interna, que recubre la cavidad gastrovascular;
y finalmente la mesoglea, una masa gelatinosa que se interpone entre las otras dos capas y que favorece la flotación del animal.
Estos animales tienen un ciclo de vida que varía de una especie a otra y puede ser más o menos complejo.
Sin embargo, este ciclo se puede dividir en dos fases:
– fase de pólipo;
– fase de medusa.

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La fase pólipo es una forma bentónica, adherida al sustrato, con cuerpo tubular, con boca y tentáculos hacia arriba, con reproducción por gemación o hendidura.
La fase de medusa es la flotante, con un cuerpo en forma de campana con una boca y tentáculos apuntando hacia abajo.
Las medusas que vemos en el mar son las formas «adultas» que se reproducen sexualmente produciendo huevos y espermatozoides, de donde se originan los pólipos.
Lo que hace que las medusas sean tan poco comprensivas para los nadadores de todo el mundo son sus tentáculos.
Estos de hecho, a diferencia del paraguas, son capaces de causar heridas molestas gracias a la presencia de cientos de células especializadas para capturar presas (cnidocitos).
Cada cnidocito contiene en su interior una cápsula microscópica (nematocisto) que encierra un filamento en espiral capaz de inyectar veneno en la presa o envolverla.
Gracias a este sofisticado sistema, las medusas pueden cazar organismos mucho más complejos y rápidos que ellas.
Pero lo más extraordinario es que existe una medusa, la Turritopsis nutricula, que es potencialmente inmortal porque, con el tiempo, es capaz de rejuvenecer cada vez más hasta que comienza un nuevo ciclo de vida.
Este proceso de rejuvenecimiento, llamado transdiferenciación, parece estar causado por fuertes factores ambientales que participan en los cambios celulares del organismo.

Guido Bissanti




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